"Téstigos de las estrellas" de Robert Charles Wilson

Esta novela de Robert Charles Wilson transcurre en un futuro cercano, en el que mediante "computadoras cuánticas que funcionaban gracias a redes neuronales adaptativas en una arquitectura orgánica de límites abiertos", los humanos pueden ser testigos de la vida en otros planetas, habitados, por supuesto. Me encanta eso de "computadoras cuánticas que funcionaban gracias a redes neuronales adaptativas en una arquitectura orgánica de límites abiertos", me pregunto como consiguieron entrenar la rer neuronal, sin un conjunto de casos de prueba de resultado conocido, puesto que se supone que la visión a distancia fue un resultado accidental, obtenido cuando intentaban filtrar la señal de sondas espaciales. En fin, misterios de la computación cuántica, supongo.

La acción tiene lugar en "Blind Lake", unas instalaciones gubernamentales donde se encuentra uno de estos observatorios de planetas lejaos, un pueblo el que todos sus habitantes,  son gente que trabaja en dicho observatorio, científicos, administrativos, o personal de mantenimiento etc. Un día sin previo aviso ni explicación, se cierra todo el contacto con el mundo exterior, televisión, radio, internet, y por supuesto, las carreteras, los que tratan de escapar mueren de un modo muy desagradable. La luz y los servicios básicos se mantienen y periódicamente llegan suministros, pero eso es todo, la situación se prolonga sin ninguna explicación.

En ese ambiente se mueven un grupo de personajes que parecen sacados de un telefilme, periodista traumatizado con sentimientos de culpabilidad, madre divorciada con ex marido practicamente psicótico, hija medio autista.....Wilson se las apaña bastante bien contando como la comunidad se adapta a la situación, la incertidumbre, el misterio de la situación en el mundo exterior, del comportamiento de los extraterrestres que observan y del propio funcionamiento de sus máquinas, que han evolucionado por si mismas, no son entendidas por ningún humano y constituyen un milagro que "podría acabar en cualquier momento", como se repite machaconamente. Todo ello servido entre descripciones de  paisajes invernales. No es una broma, la novela transcurre prácticamente entera en invierno, y sus descripciones son bastante evocadoras.

La primera mitad de la novela es simplemente agradable y entretenida. Luego de repente, el interés se dispara, a partir de dos conferencias que, aunque interrumpen la narración, son condenadamente interesantes y atractivas, en una de ellas se especula con que los seres humanos interpretamos el universo en base a narraciones, historias que nos contamos a nosotros mismos, lo que para un devorador de historias como yo no puede resultar mas impactante, en otra se postula la capacidad de soñar como motor del desarrollo. Apenas terminadas empiece el clímax, final, tan largo como emocionante y absorvente, en el que Wilson echa toda la carne en el asador, apasionante tanto en lo narrativo como en lo especulativo y lo literario. Amén de brillante especulaciones científicas y tecnológicas sobre la evolución de la vida en el universo, la vida artificial, y la descripción de una alienígenas fascinantes, se profundiza en alguno de los personajes, que adquiere la espesura que antes le faltaba y que da pie a párrafos muy bien escritos.

¿Defectos? Bueno, algunos personajes quedan muy esquemáticos y caricaturizados, Wilson se apoya demasiado en el fácil recurso del trauma para explicar cualquier conducta, algunos pasajes parecen de libro de autoayuda y en otros hay un cierto misticismo un poco infantil, con el que él mismo se muestra crítico que desentona con el resto de lo escrito. No llega a obra maestra, está un punto o dos por debajo de "Spin", pero es una buena novela. Muy recomendable.


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