“Piratas” de Alberto Vázquez-Figueroa
“Piratas” cuenta la historia de un joven, hijo de un pescador de perlas, que, por casualidad, acaba enrolado en la tripulación de un barco pirata, a finales del siglo XVII.
Me ha parecido que la intención del autor era hacer un retrato realista de la gran época de la piratería, alejado de los estereotipos románticos, particularmente crítico con casa de contratación de Sevilla y realizar una denuncia, siempre necesaria, del horror de la esclavitud. Ese afán didáctico se expande a través de multitud de anécdotas y curiosidades que dotan de gran vivacidad a lo narrado, pero que a veces juegan en su contra. En varias ocasiones , Alberto Vázquez Figueroa se enredad en auténticas divagaciones que no tienen nada que ver con la historia, por más que sean históricamente interesantes. También tiende a divaga, en detalles innecesarios de la vida de personajes secundarios.
A pesar de ello, la novela resulta amena, las oraciones se enlazan unas a otras con suavidad, los párrafos se convierten en páginas y las páginas pasan en un suspiro. En cierto modo, el estilo me ha recordado el de algunas novela juveniles, aunque, a diferencia de ellas, abunda en detalles crueles y escabrosos, ocasionalmente gratuitos. Como en esas novelas juveniles, los protagonistas tienen a exponer sus sus puntos de vista de un modo solemne y teatral, mientras que, por el contrario, los diálogos coloquiales de los secundarios son muy naturales, otra cosa es cuando tratan asuntos serios.
El personaje principal Sebastián Heredia Matamoros responde al arquetípo de héroe de las novelas clásicas de aventuras. Es decir, es un tipo valiente y joven, por el que se derriten las mujeres y que cuando se ve en algún problema se limita a seguir las indicaciones de su segundo.
El mayor problema de la novela es que Sebastián Heredia Matamoros no tiene que afrontar grandes desafíos. Siendo una novela de piratas, en ella sólo hay dos combates navales dignos de tal nombre. La mayoría del tiempo sus piratas se limitan a intercambiar perlas por herramientas, obtenidas ilegalmente, por supuesto, pero sin necesidad de usar la violencia. El gran golpe que Sebastián Heredia Matamoros inflige al villano de la historia, es asestado sin apenas peligro y sin ninguna emoción. Muy anodinas tienen que ser las aventuras del héroe, cuando el lector se encuentra con que las peripecias del villano resultan mucho más entretenidas y eso es lo que ocurre en “Piratas” hacia la mitad del libro, y eso que Alberto Vázquez Figueroa ha tenido buen cuidado de pintarlo de un modo repulsivo.
A pesar sus divagaciones y disgresiones, la novela sale adelante gracias a su brevedad, su rapidez y su desenlace. A mí, al menos, lo que más me ha impactado de esta novela y lo que perdurará en mi memoria es ese final, real como la vida misma ( se basa en un hecho histórico), que barre de un plumazo todas las expectativas del lector acerca de hacia donde se iba a dirigir la trama y lo deja completamente helado.
Siendo yo un devoto de la novela de aventuras y tratándose Vázquez-Figueroa de un autor prolífico, antaño popular y español, lo que evita el problema de las traducciones, siempre me ha extrañado que me llame tan poco la atención su obra.
ResponderEliminarSupongo que su pecado fue tener éxito en su momento.
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