"El pozo de la ascensión" de Brandon Sanderson




Desde que trabajo en casa, mi ritmo de lecturas ha disminuido radicalmente, lo que evidentemente afecta a mi ritmo de reseñas. En jornada continua es todavía peor. Normalmente no me suele costar mucho prolongar un poco el tiempo que paso frente a un ordenador para escribir una reseña, pero ahora, volver a plantarme en la mesa, después de comer y pasar un rato, se me hace cuesta arriba. Finalmente, la puntilla es que los libros de Brandon Sanderson son muy largos. El intervalo de tiempo se ve dilatado de tal modo, que pronto se medirá en meses.

Lo curioso es que, los tres libros que llevo leídos no tienen demasiada paja. Son tan gordos porque pasan muchas cosas. Bueno a “El imperio final” quizá le sobren algunas entrevistas con maestros poderosos.

Han pasado casi 18 años desde la publicación de “El pozo de la ascensión”. En ese tiempo, lo que era una transgresión de los tópicos de la fantasía han empezado a convertirse en nuevos tópicos. Como indican en la contraportada, a través de este libro sabremos lo qué ocurre después de que el señor del mal (o el emperador galáctico) es derrocado. En concreto: llega una época de anarquía y desórdenes en la que distintas facciones tratan de llenar el vacío de poder y surgen no pocos nostálgicos de los buenos viejos tiempos de la opresión. Los protagonistas de “El imperio final” tratan de organizar en la ciudad de Luthadel un gobierno y una sociedad más justa, a la vez que se preparan para defenderla de la llegada de no uno, ni dos, si no de tres ejércitos que se acercan para conquistarla.

La novela supone un pormenorizado catálogo de las características que debe tener un buen rey. No sabría decirte si Branderson acierta o no, yo siempre me he considerado republicano. Donde pone rey tal vez se pueda decir “líder”, pero los líderes carismáticos también son una de las cosas que más grima me dan en este mundo, así que, bueno, tal vez sea un tema del que no pueda opinar con objetividad.

De vez en cuando hay alguna pelea, pero el autor pospone las grandes batallas hasta el final, para centrarse en la intriga y los politiqueos, con una notable capacidad para la intriga y los giros insospechados, aunque su propio talento para sorprender acabe jugando en tu contra: aunque no sepas que va a pasar, llega un momento en que te das cuenta de que el resultado de cualquier reunión o votación no será el que quieren los “buenos”, ni el que pretenden sus contrincantes, si no algo inesperado, que ninguno de los bandos ha sabido prever.

Aunque es una novela considerablemente entretenida, le veo algunos problemas a “El pozo de la ascensión”. El principal ya estaba presente en “El imperio final”. Sanderson presta mucha atención a la relación amorosa entre Vin y Elend, que no es demasiado interesante. Su principal inconveniente, es que ninguno de los dos se cree lo suficientemente bueno para el otro. Siguiendo al dedillo las indicaciones del manual de primer curso de romances adolescentes, introduce a un tercero en discordia, más guapo, agresivo y decidido, y eso que Elend espabila mucho en esta entrega. Su aparición, sin embargo, desde el punto de vista del lector, introduce poca auténtica tensión en su relación. No es sólo que el lector ya sepa que Elend y Vind están hechos el uno para el otro, es que, además, casi desde el principio sabemos que trabaja para los malos y está loco. O no.

Aparte de ello, en esta novela al menos, Sanderson todavía muestra algunos problemas para organizar las diferentes líneas narrativas. Como consecuencia, acaba mandando de paseo a los personajes principales (un paseo muy poco interesante), sin más motivo que alejarlos, para que las cosas se puedan acabar de torcer y tengan que volver corriendo a arreglarlo todo. Y, para mi gusto, lo peor de todo: cuando ya ha acabado el follón principal, te encuentras con un letrero que indica el comienzo de la siguiente parte y vienen detrás casi un centenar de páginas, destinadas a dejarlo todo en el aire y forzarte a leer la conclusión de la trilogía.

La fantasía “razonada” de Sanderson me recuerda a algunas novelas de supuesta ciencia ficción que me encandilaron en mi ya lejana juventud, como la del exilio en el plioceno o la saga de los dragones de Pern. Mundos exóticos con bajo nivel tecnológico y gente con poderes. La principal diferencia es que el origen de los poderes no tiene una causa supuestamente natural, si no que es la forma que toma la magia en el planeta. Personalmente, me disgusta esta despreocupación por el mundo físico, pero eso no afecta a la calidad de la novela. Disfruto de su imaginación, aunque se despreocupe mucho de la ambientación. Sus personajes puede que no lleguen a hacerse entrañables, pero caen bien. Innegablemente, el libro es entretenido. Pero se me ha hecho muy largo, que, por cierto, es el motivo principal por el que dejé de leer fantasía.

Leer a Brandon Sanderson puede suponer el final de este blog.

Comentarios

  1. A estas alturas me da mucha pereza ponerme a leer a Sanderson, aunque por lo vivido en Celsius este año no sé si me estoy colando. En fin, seguiré atento a tus reseñas

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