“Luna de Zambebwei” de Robert E. Howard





Dice el diccionario de la real academia española:
fetichismo

1. m. Culto de los fetiches.

2. m. Veneración excesiva de algo o de alguien.

3. m. Psicol. Desviación sexual que consiste en fijar alguna parte del cuerpo humano o alguna prenda relacionada con él como objeto de la excitación y el deseo.

fetichista

Del fr. fétichiste.

1. adj. Perteneciente o relativo al fetichismo.

2. m. y f. Persona que practica el fetichismo.

En varios de los relatos de “Luna de Zambebwei” se menciona a un “fetichista”. Se trata siempre de un siniestro hechicero que siembra el terror con sus embrujos. De acuerdo al diccionario de la RAE, la traducción es completamente válida, pero el uso del segundo significado está tan ampliamente extendido, que tal vez resulte poco afortunada. Al leerlos no podía evitar pensar: ¡Vaya con la moral ultrapuritana de Texas! Montar este jaleo por un tipo que igual solo tiene una fijación inofensiva con los tacones o los ligueros. Bueno, quizá si fuera con los látigos...

Esta antología recopila los relatos de Robert E. Howard relacionados, aunque sea remotamente con el vudú y la magia africana. Cualquier conocedor de su obra imaginará que su lectura lo expone a un riesgo muy desagradable y no me refiero a truculentas descripciones de sacrificios humanos, sino a las racistas opiniones de Robert E. Howard, más patentes aquí que en otros relatos. Dentro de lo malo, las cosas no son tan graves como cabría esperar. Los negros son descritos como holgazanes, ignorantes, asustadizos y siempre propensos a caer en el salvajismo, aunque en otras ocasiones Howard describe ese rasgo como consubstancial a la especie humano y, en el fondo, beneficioso. A pesar de ello, las personas de raza negra son descritas, en general, como inocentones inofensivos que sólo son peligrosos cuando son manipulados por algún villano carismáticos y Howard llega a permitirse algún comentario laudatorio, dicho sea de paso muy en plan perdonavidas, en “La mano de Obeah”:

 “Los negros también pueden ser héroes”

El libro se divide en dos secciones: “Magia africana” y “Historias de vudú”. La segunda es, a mi parecer mucho mejor que la primera, en la que los comentarios racistas son más gruesos y pueden ser ofensivos hasta para un blanco que no sea nórdico.

El seguidor de las publicaciones españolas de Robert E. Howard se llevará un par de sorpresas desagradables. Una es la inclusión de “Zarpas negras”, relato que fue incluido en el recopilatorio “Los hijos del odio” y “El hechizo de Damballah”, que lo fue en “La piedra negra” que he reseñado hace poco tiempo. Uno es flojo y el otro es tremendamente malo. Todo sea hecho en nombre de la completud temática.

Completud temática que también exige la inclusión de “Palomas del infierno” y “Canaán negra”. En este caso, me resulta mucho más difícil quejarme. “Palomas del infierno” es probablemente la mejor historia de terror de Howard. Transcurre en una mansión en ruinas, en medio de una antigua plantación sureña abandonada. Creo que es la única de sus historias que pertenece exclusivamente al subgénero de “casa encantada”, aunque podría equivocarme y hacía bastante que no se recopilaba.

Todo lo contrario de “Canaán negra” que no para de reeditarse y que sigo disfrutando igual, cada vez que lo leo. Funciona a muchos niveles, como historia de aventuras, de terror y de fantasía. No es extraño que la primera vez que la leyera fuese como aventura de Conan el bárbaro. La sombra de una revuelta que se extiende desde lo más profundo del pantano y pende como una espada sobre todo el relato, el personaje de la bailarina-hechicera y su destino, son recuerdos que se quedan grabadas a fuego en la memoria.

Quizás los hombres-cocodrilo sea lo único un poco más flojo.

Del resto de los relatos, puede que “Luna de Zambebwei” ya lo hubiera leído, editado por ediciones jaguar, no estoy seguro, algunos relatos de Robert E. Howard se parecen tanto que es confuso distinguirlos. Por cierto que es un relato bueno.

El resto del material incluido, más o menos la mitad, era la primera vez que lo leía. El conjunto es bastante equilibrado y una buena muestra de los defectos y virtudes de Robert E. Howard. Personajes estereotipados, supuestas revelaciones de lo más evidentes (“La mano de Obeah”), pero también una narración que avanza a base de impactantes golpes de efectos, con un sentido del ritmo avasallador, que hace atrapa al lector como pocos autores son capaces de hacer y y hace que no se cuestione demasiado lo que lee. En algunos relatos, aquí y allá, unos golpes de genio y una capacidad para crear expectación y atmósferas, especialmente las siniestras, sencillamente magistral, que brilla en relatos, como los ya mencionados y “Nación negra”. Diría más, en los mejores relatos de este volumen y hay unos cuantos, la atmósfera es el verdadero protagonista.

Comentarios

  1. De Howard sólo he leído "Solomon Kane" y me pareció que estaba bastante bien. Quizá me lea este.
    Me ha encantado tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece (es Relatos y Más, es que aparecen dos en el perfil).
    Un abrazo.

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    Respuestas
    1. Encantado de tenerte por aquí. Muy currado tu blog. Ymuy moderno, tal vez debería pensar en actualizar las plantillas del mio, que ya va para 10 años. Me siento alegado de que un profesional se pueda interesar por mis desvarios. ¿Así que traductora de "The dresden files"? Tuve una compañera de trabajo a la que le gustaban tanto que los empezó a leer en ingles, cuando se interrumpió la serie, antes de que NoSoloRol la retomara. ¿Qué habría hecho tu con lo de "EL fetichista"?

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