“Sostener el cielo” de Cixin Liu


 
Ando muy retrasado con las obras de Cixin Liu que se publican en España. No tiene nada de raro, el tiempo acaba dejando a todo el mundo en su lugar y, después del recuerdo que me dejó “Esfera Luminosa” lo raro es que todavía le lea.

“Sostener el cielo” es una antología de relatos, un formato que realza las virtudes del autor y en el que las debilidades resultan menos patentes, aunque no están ausentes. Me refiero a los “infodumps”. He buscado en internet el significado exacto de esta expresión antes de escribir la reseña, es algo así como dar demasiada información de una sola tacada. Pues bien, el “infodumping” es la característica principal de la obra de Cixin Liu. Hace “infodump” sobre cualquier cosa, no sólo sobre las cuestiones técnicas, por supuestos, pero también sobre el pasado de los personajes, el entorno que les rodea o cualquier cosa que se le ocurra. Cixin Liu es el autor “infodump”.

Dicho esto, el libro se compone de un puñado de relatos y un prologo. En el prólogo, el el propio Cixin Liu explica admirablemente los objetivos de su escritura: la relación entre lo pequeño, la humanidad y lo grande, el universo.

En los relatos juega con teorías científicas que retuerce con mayor o menos acierto, a veces incluso dándole la forma de fábulas. Sus ideas y temas son interesantes, aunque no siempre comparto sus puntos de vista. Por ejemplo, en un par de ellos se plantea el concepto de que el arte sea la finalidad última y única de la vida inteligente, una idea que no me convence demasiado, por culpa de lo mudables que son las sensibilidades estéticas, tanto con el devenir del tiempo, como culturalmente. Tampoco me ha convencido la relación que establece entre el fin de intimidad, algo que ya estamos viviendo, por motivos mucho más mundanos que los que Cixin Liu describe, y el desinterés por la investigación científica.

Como curiosidad, algunos argumentos o algunas partes de los argumentos de los relatos me han recordado a otras obras, no precisamente recientes.

“El maestro de la aldea” es una historia conmovedora y una reivindicación de la figura del maestro. Sólo me sobran un poco los lobos.

“Migración en el tiempo” es una de esas historias en la que los protagonistas van desplazándose más y más hacia el futuro. Una de las escalas me ha recordado a uno de los primeros viajes del capitán Kirk.

“1 de Abril de 2018” es uno de los más flojos y, paradójicamente, de los más interesantes. Plantea varias ideas sobre las encrucijadas a las que puede llevarnos la tecnología en un futuro no muy lejano, pero no se centra en ninguna, ni las desarrolla lo suficiente. La escena de la ruptura sentimental e bastante lamentable. Por el contrario, la idea del proletariado informático me resulta conmovedora.

“Fuego en la tierra”: No sé hasta que punto la tecnología que aparece es correcto, puede que incluso esté desfasada. Me ha llamado mucho la atención el mensaje. El mismo argumento, en una película de Holywood, sería la típica historia de genio bien intencionado aunque egocéntrico que juega con fuerzas que la humanidad no debería controlar y provoca una gran catástrofe. Moraleja: no experimentes o no hagas experimentos demasiado audaces. Sin embargo, Cixin Liu le da la vuelta a ese mensaje. Tal como funciona el relato, las hecatombes, aunque terribles son un paso necesario en la evolución del progreso y los beneficios obtenidos a largo plazo superan de largo los horrendos resultados iniciales. Una conclusión tan despiadada como valiente, cuyo impacto se ve mermado por los ya mencionados infodumps de Cixin Liu, que se extienden no solo a los aspectos científicos y tecnológicos, sino a lo personal. Es penosa la escena en la que dos viejos amigos se narran mutuamente unos hechos que ya recuerdan perfectamente, con la precisión y la emoción de un ejercicio de dictado.

“Contracción” intenta darle una justificación científica mayor , incluso hay un cierto esfuerzo por conmover, pero, intencionadamente o no, este relato no es más que una versión extendida del cuento palíndromo de Fredric Brown “El final”. La diferencia es que a Brown le bastó con media página para contar mas o menos lo mismo.

“Espejo” Ya comenté que no estoy de acuerdo en las conclusiones, que nunca explica muy bien a que se deben. He leído y he visto argumento similares, el desarrollo que hace Cixin Liu no me parece innovador, ni lo suficientemente justificado, pero tiene una escena que desborda sentido de la maravilla, de esas que se buscan cuando te aficionas a la ciencia ficción.

“Himno a la alegría”, “El mar de los sueños” y “La nube de la poesía” son los que hacen referencia al arte. Todos ellos desbordan imaginación y sentido de maravilla, aunque los resultados son desiguales. Los dos primeros son los que mas han excitado mi imaginación. Por contra, sintonizo con el sentido del humor de Cixin Liu todavía menos que con el de Stanislaw Lem y “La nube de la poesía” tiene un tono satírico y caricaturesco al que no le veo la gracia y que me resulta exagerado. En el fondo, los tres siguen el mismo esquema, un encuentro con una especie de dios alienígena todopoderoso y aficionado al arte, mas o menos despreocupado con las consecuencias de que su arte pueda tener sobre las formas de vida inferiores. Son ingeniosos e imaginativos, pero también algo ingenuos. El final de “La nube de la poseía” se me hizo terriblemente cuesta arriba. Me encantan las historias de objetos grandes y eso que en ellas suele predominar la descripción sobre la narración, pero todo tiene un límite y todo tiene su lugar dentro de una narración. No tiene sentido que, en el epílogo, cuando ya casi todo ha terminado y sólo estás esperando la conclusión, o el ramalazo final, te pongas a describir un mundo hueco, con su gravedad generada por rotación y sus posibles escapes.

“Perturbación de barrera en todas las frecuencias”, es un relato sobre la la guerra electrónica, al que la actualidad ha vuelto muy políticamente incorrecto: cuenta la heroica defensa de Moscu, contra la invasión de las fuerzas de la OTAN, aliadas con ultra-derechistas que quieren derribar el restablecido gobierno comunista. Ahí es nada. Se habla mucho de interferencias y contramedidas, un tema mucho más complejo de lo que parece, hay muchas batallas y heroicos sacrificios, pero el quid de la cuestión del relato es que la investigación científica no es un tema esotérico sin relación con la vida cotidiana: el mundo que estudian los eruditos es el mismo que habitan las gentes de a pie, soldados que mueren en el fango incluidos y nunca se sabe que descubrimientos pueden alterar drásticamente la vida cotidiana. Otra vez la relación entre lo pequeño, la humanidad y lo grande, el universo.

“El pensador” cuenta los diferentes encuentros, a lo largo de sus vidas, entre un neurólogo y una astrónoma, coincidentes con unos peculiares acontecimientos astronómicos, cada vez más espaciados en el tiempo. Esta historia me cabrea. La idea de la historia es muy buena, la revelación/reflexión final es excelente, con estos mimbres Cixin Liu podía haber escrito una historia preciosa, puede que una obra maestra. Pero el resultado final no es más que … otro relato de Cixin Liu. En fin, no está mal.

Con lo que llegamos al final. No es un mal libro. Sin duda gustará a los fanáticos del autor y no creo que disguste a lectores mas imparciales. Tiene ideas espectaculares y algunos momentos deslumbrantes, todo ello lastrado por las prisas y una escritura muy descuidada, salvo alguna imagen cautivadora aquí y allá. Simplemente, no es imprescindible.

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