“Tiempo sucio” por Elio Quiroga



Normalmente, suelo terminar mis posts con una frase que resuma la opinión que el libro tratado me ha merecido, una especie de veredicto, sin el cual el post me parece que queda cojo, falto de un final. En esta ocasión, voy a incumplir mis propias reglas y colocaré esa frase justo al principio. “Tiempo sucio” es una novela aburrida.

Ya está. Eso es lo fundamental. Si quieren pueden dejar de leer.

Si no lo han hecho, añadiré algunas matizaciones, porque, si bien no me desdigo de esta opinión tan categórica, la novela no carece de elementos de interés. Estos son: el escenario, el argumento y la estructura.

“Tiempo sucio” transcurre en un futuro en el que la humanidad se ha recuperado de un apocalipsis digital, que supuso la pérdida de toda la información almacenada en dicho soporte y el consiguiente hundimiento de la civilización.

Los humanos ahora viven en simbiosis con los “companions” una especie de súper-inteligencias artificiales, creadas individualmente para cada persona. Salvo circunstancias excepcionales, la comunicación sólo es posible entre con esa única persona y, además, sólo por la voz. La capacidad de computación de los “companions” es tan asombrosa que son capaces de predecir el futuro, con una exactitud que depende de lo lejano que sea el periodo de tiempo contemplado. Durante el sueño, en los periodos REM, preparan a sus humanos asignados para tomar las mejores decisiones durante el día siguiente y, en general, los asisten en todos sus problemas, ya sean económicos o psicológicos.

Los “companions” son el “leitmotiv” de la novela, pero el mundo descrito por Elio Quiroga tiene muchos otros elementos de interés, por ejemplo, la costumbre de hacer cambiar de empleo y residencia a cada persona cada 3 años, empezando por tareas que requieren poco preparación o que nadie querría hacer y pasando a ocupar mayores responsabilidades progresivamente, según la persona demuestra su valía, el sistema de puntos, obtenidos por los resultados profesionales, que permiten optar a privilegios tales como la pareja o la maternidad, la división de clases, que da lugar a nómadas, estacionarios y atascados, la inexistencia de viviendas, cuyos ocupantes rotan según los trabajos que desempeñan, igual que los automóviles, ninguno privado, todos eléctricos y en perpetuo movimiento, transportando personas o cargas, ese paseo de la Castellana de Madrid convertido en un bosque …

El problema es que este mundo tan trabajado y tan interesantes se presenta al lector con la delicadeza con que se introduce un embudo en la garganta. El primer tercio de la novela se dedica casi íntegramente a describirlo, mediante los medios menos sutiles que se pueda imaginar: escenas de la vida cotidiana de la protagonista que no aportan nada a la trama, ese recurso tan socorrido de que el narrador omnisciente en tercera persona haga un aparte entre cada línea de diálogo, para explicar de que están hablando sus personajes, sin olvidar esas magníficas NOTAS A PIE DE PÁGINA. Por si no hubiera sido suficiente, por si acaso todavía hubiera algún lector poco avispado que no hubiera terminado de juntar las piezas del escenario, esta sección termina con un bloque en el que se describe a grandes rasgos TODA la historia y todos los cambios que ha sufrido este mundo de ficción, desde la catástrofe.

El argumento. En principio “Tiempo sucio” es una novela policíaca, en la que una joven policía investiga los primeros asesinatos ocurridos en siglos. Las investigaciones policiales siempre tienen un cierto interés, al que hay que añadir el interés morboso, en caso de que los crímenes sean truculentos (y lo son). El problema es que en la investigación de Bea no ocurre prácticamente nada. Llega a Madrid, se entrevista con su compañero y la forense, reconoce el lugar del crimen … y se acabó. La trama de los asesinatos termina casi a mitad de la novela, con un giro muy Bendisiano, que dirían los aficionados al comic. Entonces parece que la cosa se va a animar y que hemos caído en medio de una catástrofe que no puede hacer más que empeorar … pero no. No es eso lo que tenía en mente Elio Quiroga.

La estructura. Al comienzo de “Tiempo sucio” se alternan tres tipos de capítulos. Los de la trama principal, la investigación, que transcurre linealmente en el tiempo, interrumpidos por los diálogos de Bea con su companion, Abe, que sirven para conocer mejor al personaje y explicar los aspectos de la ambientación que aún no hayan quedado suficientemente claros y una tercera, en la que Bea está siendo interrogada a propósito del caso, aparentemente después de su conclusión. Nada menos que una narración a tres niveles, no está nada mal. El problema es que la investigación se acaba, el autor se olvida del interrogatorio y el libro pasa a centrarse en lo que más parece interesar a su autor, los diálogos con el “companion”.

No he tenido valor para hacer la comprobación objetiva, pero calculo que la mitad del libro deben ser conversaciones con Abe. Estoy bastante seguro de que, si lo abres al azar, te encontrarás con una conversación con Abe. Y la mayor parte del tiempo Abe se limita a repetir lo mismo, casi con las mismas palabras. Trata temas interesantes, el libre albedrío, el ya casi manido conflicto entre seguridad y libertad, la imposibilidad de comunicación entre seres anclados en diferentes planos dimensionales, pero sin profundizar en ellos y todo de un modo muy académico y repetitivo, trazando sobre ellos infinitos círculos, de los que incluso llegan a quejarse algunos personajes. Da la sensación que Elio Quiroga tenía miedo de que no se le entendiera, así que optó por repetirlo todo diez veces. Repetir lo mismo, con diferentes palabras, habría sido un avance.

Es por ello que esta novela, aunque interesante, me ha resultado aburrida. Y repetitiva.

Comentarios

  1. Me ha sorprendido mucho que esta novela fuera 4 premio de novela policia nacional. Primero, porque no sabia de la existencia de dicho premio, ni mucho menos que llevara 4 ediciones. Segundo, por lo alejada que parece esta novela de los intereses que uno presupondría en comisarios e inspectores de policia. Prejuicios mios, supongo

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  2. Tenía previsto comentar "Idyll" y se ha publicado esta novela de Elio Quiroga que, por temática, me interesaba más. Pero ese no ha sido el verdadero motivo por el que se ha adelantado su reseña. Recuerdo perfectamente haberlo pensado mucho a la hora de comprar "Idyll", porque esa novela tenía pinta de regodearse gratuitamente en el sadismo, la casquería y los detalles escabrosos. Recuerdo perfectamente haberla comprado y recuerdo haberme odiado por sucumbir a la tentación. Sin embargo, cuando fui a buscarla, no la encontré por ningún lado. Ha compartido el destino de "La espada del demonio" de Richard A. Lupoff

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