“Cualquier otro día” de Dennis Lehane


Bueno, finalmente me he acabado esta novela. Una gran novela. No sé si será la obra maestra que muchos la consideran, pero, desde luego, es un libro muy bueno.
Destacar las constantes en la obra de Lehane:

La habilidad para crear personajes y la maestría con los diálogos, que, cosa imposible y contradictoria, consiguen ser a la vez, ocurrentes y naturales.

Su brío para describir ambientes y escenarios: principalmente una descripción casi enciclopédica del Boston de comienzos del siglo XX, justo a finales de la primera guerra mundial, pero también de otras localidades de EE.UU.

Su maestría descarnada en la descripción de la violencia, con escenas de una crueldad inusitada, incluyendo algunas de turbas y tumultos callejeros que harían que los militares de Bernard Cornwell se lo hicieran encima.

Sus reflexiones, lúcidas y pesimistas, sobre la vida, las relaciones humanas y la familia (¡Ay!, ese Thomas Coughlin, que ve arruinados los destinos que planeaba para sus hijos).

Y, por supuesto, que es un gran narrador y consigue que el lector se interese por lo que le ocurre a sus personajes, no sólo cuando afrontan las terribles crisis que cambiarán para siempre sus vidas, sino también en sus momentos de calma.

Me resulta complicado, eso si, explicar de que va la novela. George R.R. Martin decía que era una novela “dirigida por personajes”. Seguimos a unos personajes durante un montón terrible de páginas y los personajes actúan en cada momento de acuerdo a sus personalidades, sin que nunca sus actos parezcan artificiales ni dictados por las necesidades del guión, mientras se cruzan y se descruzan, se aman y se odian.

Los dos principales son Luther, un joven negro que se gana la vida como puede, a la vez que asimila una temprana paternidad y Danny Coughlin, el hermano mayor del Joe de “Vivir de noche” y “Ese mundo desaparecido”. Primer hijo rebelde de Thomas, agente de policía que busca su sitio en el mundo, atormentado por una ruptura amorosa y el trauma de haber sobrevivido a un ataque terrorista.

La novela es tan larga, que cualquier detalle del argumento que comente, podría ser considerado un spoiler. Para cuando cada personaje alcanza la encrucijada a la que está destinado, han pasado, literalmente, cientos de páginas. Merito de Lehane es que no se hagan aburridas. Sólo diré que un tema fundamental en la obra es la historia del comienzo del sindicalismo en EE.UU. No me resisto a comentar que, aunque nunca se le llama por tal nombre, la gripe española y sus consecuencias son fundamentales, y dan lugar a algunos de los pasajes más escalofriantes que he leído. Qué, como parecen ser todas las obras de Lehane, esta es, en el fondo una tragedia, aunque el final permita un atisbo de esperanza, al contrario que “Ese mundo desaparecido” Y que Babe Ruth ejerce de maestro de ceremonias.

Para los que no lo sepan Babe Ruth, es un legendario jugador de baseball. Su presencia abre y cierra la novela y encabeza cada una de las partes en que se divide, en capítulos breves, escasamente relacionados con el resto del argumento. En el prólogo presenta a Luther, en el epílogo despide a Danny y sirve para proporcionar algo de información sobre el momento histórico en que viven. No mucha. La verdad es que esos capítulos podrían haber sido eliminados perfectamente. Añádase las descripciones de sus partidos y su carrera y el tedio provocado porque el baseball es un deporte completamente incomprensible para el común de los mortales que haya nacido en la vieja Europa.

No se me hicieron demasiado pesados, pero yo me habría cargado todos esos capítulos. Si algún pero le pongo a “Cualquier otro día” es que es demasiado larga. Su longitud es tal, que puede llegar a parecer que el autor ha perdido por completo el hilo del argumento, o que este no existe, por el tiempo que se toma para ello. No es así. “Cualquier otro día” es una gran obra y Dennis Lehane un gran escritor. Sólo desearía que no abusara tanto del café.

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