“Retroverso: La luz que dejó atrás” de Alberto Moreno

Cuando me enteré de que Alberto Moreno estaba trabajando en novelizar la saga de los Skorpi, de la etapa de Dan Barry, mi reacción fue de admiración e incredulidad a partes iguales. Siempre se ha dicho que uno debe ser fiel a sí mismo y, en el caso de los escritores, que un autor debe escribir sobre aquello que realmente lo apasione, sin preocuparse por las probabilidades de publicarlo y de sacar dinero de ello (mucho suponer) Pero estamos hablando de Flash Gordon, personaje que, por desgracia, debe ser un completo desconocido para los lectores jóvenes.

En estos tiempos modernos, la popularidad de un personaje de comic se mide por el éxito de sus adaptaciones al cine o la televisión. El último intento de adaptación a otro medio de Flash Gordon fue una infausta serie de televisión del 2007, tan absolutamente olvidable, que no la había recordado hasta hace 5 minutos, cuando intenté encontrar en google información sobre una adaptación a dibujos animados, también infumable, en la que convertían el protagonista en un niño apasionado del monopatín.

Para acabar de liarlo todo, la etapa de Flash Gordon es casi un rebuilding del personaje, muy alejada de los orígenes de la colección. Aunque volverán ocasionalmente, la serie se aleja de Mongo y Ming el despiadado y Flash pasa de ser un aventurero musculoso a un astronauta mucho más humano. Lo crean o no, el cambio le sienta estupendamente y la serie se vuelve mucho más emocionante y uno de los mejores comics de ciencia ficción de la historia, aunque ahora pueda resultar ingenuo.

Si quieren saber más sobre el Flash Gordon de Dan Barry, Rafael Marín lo explica mucho mejor que yo.

Combinando una trama de invasores alienígenas con otra de primer contacto (en realidad, varios primeros contactos) la saga de los Skorpi agrupa varias aventuras relacionadas, que Alberto Moreno ha agrupado en esta novela, respetando lo principal de sus argumentos y creo que, en ocasiones, hasta los diálogos. El ritmo, heredado de los comics originales, es endiablado, pero Alberto Moreno no se limita a transcribir los guiones originales, sino que los dota de mayor continuidad, coherencia y verosimilitud. Me asombra el modo en que el autor ha conseguido crear toda una mitología propia, a partir de un material ajeno, creando algún momento inolvidable. Mi favorito es la sección correspondiente a “los últimos de los suyos” que rebosa de extrañeza y sense of wonder.

El universo de Flash Gordon es peculiar. Transcurría en la actualidad del momento en que se publicó, aunque rápidamente se trasladaba a otros mundos. No conozco lo suficiente las etapas de Mac Raboy y Austin Briggs, pero estoy bastante seguro de que nunca pusieron en hibernación a su héroe, ni le embarcaron en un viaje relativista. Aunque no le hicieron viajar al futuro, poco a poco, la ambientación de primera mitad del siglo XX en la Tierra terminó conviviendo con estaciones espaciales y colonias en los diversos puntos del sistema solar. Una ambientación futurista, tal como se imaginaba el futuro en aquel momento, que ahora resulta deliciosamente anticuada, muy “retro”.

Es curioso como cambian los tiempos y las opiniones. Tuve ocasión de leer una primera versión de la novela. En aquella ocasión, no me convenció la explicación que Alberto Moreno daba para el origen de ese universo. Ahora, en cambio, he disfrutado mucho de la ambientación: me ha encantado que haya mantenido aquellos locos cacharros electromecánicos y esas aeronaves con forma de punta de flecha que escapaban con tanta facilidad de la atmósfera y que, encima, Alberto Moreno se haya molestado en buscar una justificación para todo ello, justificación que ahora me ha resultado interesante y que no sé si Cixin Liu le copiaría por vía telepática para “El fin de la muerte”.

No todo es perfecto, por supuesto. Los fans del autor echarán de menos su estilo habitual, se van a encontrar con que está escrita en un estilo que, en ocasiones, me recuerda a la literatura juvenil y los acontecimientos se suceden unos a otros con tal rapidez que llegan a restarse importancia entre sí. Quizá fue el único modo de conseguir que todos estos sucesos ocuparan una sola novela y no una magna trilogía o tetratología. Además, los personajes pueden resultar un poco esquemáticos o acartonados al lector moderno y el lector de comic veterano, forofo del personaje, al que quizás fuera dirigido el libro … se va a encontrar con pocas sorpresas, aunque alguna haya, pues es una historia que ya conoce. Pero se encontrará también con una hermosa carta de amor a una obra que forma parte de sus sueños.