"El hombre lobo de Ponkert y otros relatos del clan del hombre lobo" de H. Warner Munn




Antes de empezar a escribir sobre este libro, vamos a dejar alguna cosas claras.

Empieza con el relato “El hombre lobo de Ponkert”. Al parecer, fue concebido como respuesta a un desafío de H.P. Lovecraft, publicado en forma de carta a la revista Weird Tales, en 1924: escribir una historia desde el punto de vista del licántropo y comprendiendo al demonio – o incluso simpatizando con él -, al que ha vendido su alma.

Según la mitología creada por H. Warner Munn, todos los hombres lobos han sido convertido en tales por el poder del Amo, un demonio llegado de allende las estrellas, generalmente con aspecto humano. El protagonista de “El hombre lobo de Ponkert” atraviesa las etapas habituales de las historias de hombres lobo y acaba atacando a sus seres querido aunque, finalmente, consigue su venganza, acabando con el resto de su camada, lo que hará caer sobre sus descendientes la ira del Amo.

La segunda de las historias “La hija del hombre lobo”, prácticamente una novela de 72 páginas, está centrada en la hija del protagonista anterior, injustamente marginada y, al final, perseguida por sus vecinos.

Y es entonces cuando las cosas se desmandan y llegan los “Relatos del clan del hombre lobo”, pero es un título muy equívoco, porque los hombres lobo brillan por su ausencia. El grueso del libro consiste en la persecución que el Amo hace de sus descendentes, a través de los siglos y los continentes. Es decir, la mayor parte del libro consiste en las desventuras de una familia acosada por una especie de demonio.

El relato seminal “El hombre lobo de Ponkert”, está muy bien construido. Más que leerse, se devora. El único problema es que, para un lector moderno, es muy tópico, algo quizá inevitable. En su introducción “La larga saga del licántropo” Javier Jiménez Barco le atribuye el mérito de ser el texto canónico de las historias de hombres lobo.

“La hija del hombre lobo” tiene en su contra ser, en gran medida, una historia de amor y ser terriblemente empalagosa. En las escenas amorosas, Warner Munn desciende a unos abismos cursileros de profundidades abismales, que me hizo ignorar sus virtudes, que las tiene y son similares a los del resto de los relatos. Por ejemplo, el cuidado en la ambientación. En cierto modo, el libro tiene casi más de novela histórica que de terror. Por compararlo con los obvios referentes de su época, sus relatos se parecen más a los de Robert E. Howard que a los de H.P. Lovecraft, aunque no comparta filosofías con ninguno de los dos. Ignoro hasta que punto sus datos son correctos, aunque, al parecer él estaba muy orgulloso de su exactitud, pero la cantidad de detalles que da sobre armas, vestuario o los acontecimientos dotan a sus cuentos de un colorido muy especial. El libro se convierte así en una especie de crónica de la historia de la humanidad, desde el siglo XVI hasta la primera mitad del XX, a través de catástrofes y guerras, muy a menudo causados por el Amo para afligir a algún desventurado miembro de la familia Gunnar (inicialmente, los apellidos van cambiando).

A pesar de lo repetitivo que esto suena, nuestro autor se resiste a caer siempre en la misma fórmula, cambiando continuamente de escenarios, geográficos y temporales, y realizando pequeños experimentos formales, apartándose de la narración omniscente en tercera persona. “Achsha Young.. de Windsor” está contado a través de las actas de un juicio de brujería, en Salem. “En los pecios” como un fragmento de las memorias de un marino que lucho durante la guerra de la independencia de los Estados Unidos, “En relación a la apertura de puertas” es la historia que un abuelo cuenta a su nieto … Esto evita la monotonía, pero también me provoca la impresión de que quizá no todos los relatos fueran concebidos originalmente como parte de una saga común. “Los errantes”, en concreto, parece metido un poco con calzador.

El conjunto es sorprendentemente bueno, pero no carece de defectos. Por ejemplo, Warner Munn parece no tener muy claras las intenciones del Amo. No se comprende porqué, a veces, se empecina en obligarlas a realizar con él pactos satánicos para prolongar sus vidas, montando las que monta para atormentarlas durante años, alterando con ello la historia del mundo y, otras veces, se limita a devorarlas en cuanto tiene oportunidad. De igual modo, el momento en que el Amo cuenta su historia es un grave error, le hace perder todo su misterio y terror y le reduce a un llorón, no por todopoderoso menos mediocre. La dupla de cuentos “El amo encuentra un digno adversario” y “El diario” se me hacen en su mayor parte inaguantables. No se lo que el autor pretendería con ello ¿exhibir sus conocimientos de demonología medieval? Quizá todo sea un chiste que no he logrado captar. Y, por último, tal vez al estilo de Walter Munn le falte un poco de chispa. Hay más oficio que inspiración en su prosa, lo que no es necesariamente malo, pero carece de un “algo” especial que le haga pasar de entretenido a memorable.

Si el libro lo hubiera publicado un autor actual, diría que parece un escritor prometedor, al que conviene ir siguiendo para ver que hace en el futuro. No lo es y no había oído hablar nunca de él antes de la publicación de este libro, lo que le hace a uno plantearse melancólicas reflexiones, sobre que es lo que hace que nos autores perduren mientras otros se sumen en el olvido. La editorial ha publicado libros de otros autores que gozaron de éxito en su día y que hoy están completamente olvidados. ¿Que hace que nadie recuerdo a Harold Lamb o Bedford Jones, mientras que Seabury Quinn es mas o menos recordado? 

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