"Titan" de John Varley



John Varley es un autor hacia el que nunca me he dirigido, a pesar de que ha estado presente durante la mayor parte de mi afición a la ciencia ficción. No sería capaz de precisar los motivos, quizá se porque leí un relato suyo en la revista Asimov que transcurría en la Luna y me pareció muy ridículo (creo recordar que la gente se paseaba desnuda, con campanillas colgando del pene y la frase para ligar era ¿Quieres tocar mis campanas?) El caso es que, con el correr de los años, me han llegado muchas referencias buenas sobre su obra, aunque tristemente, ya se no encuentre ningún libro suyo en mi librería habitual.

Me suena haber leído que dónde es realmente brillante es en los relatos (a alguien cuyo nombre no mencionaré salvo para decir que era Rodolfo Martínez y que luego me lo confirmó Alberto Moreno), pero como soy más lector de novelas y hace mucho que no leo ninguna novela de objetos GRANDES me he decidido a empezar por Titán.

La traducción de la edición que he encontrado es bastante mala, espero que se arreglara en las reediciones. A veces cuesta bastante entender las descripciones, lo que es una maldita lástima, porque están llenas de sentido de maravilla. En fin, la novela se escribió cuando yo tenía 5 años y no soy joven, pero si hay gente que no haya oído hablar de ella, tendré que resumir lo fundamental: una expedición espacial a Saturno encuentra en su órbita un “Toro de stanford” llamado Gea, una enorme rueda, cuyo movimiento simula la gravedad. Lo más llamativo es que la llanta de la rueda está unida a los radios por medio de gigantescos cables, en algún momento se refieren a la “construcción” como un “puente colgante”. La novela sigue los pasos de los tripulantes varados en el objeto, en sus esfuerzos por comprender lo que les a ocurrido y el entorno que les rodea, fundamentalmente los de la capitana y protagonista, Cirocco Jones.

Los primeros capítulos, los que transcurren en el espacio, me han parecido los más flojos de la novela, creo que Varley se los tomó como un peaje que había que pagar, para plantar a sus personajes en Gea y los escribió lo más rápido que pudo para quitárselos de en medio. En cuanto lo consigue, comienza lo bueno. Me faltan adjetivos para calificar el alarde de imaginación del que hace gala John Varley. Gea se revela pronto, más que como un artefacto abandonado, como un organismo vivo, poblado a su vez por infinidad de microcosmos biológicos, cuya riqueza y variedad ponen en evidencia lo aséptico de sus hermanos espirituales, “Rama” y “Mundo anillo”. La verdad es que no estoy seguro de haber entendido bien todas sus complejidades, por ejemplo, no acabo de comprender el motivo de los periódicos cambios de temperatura que se producían en los radios, pero, aun así, por sí sola, la magnitud de los escenarios basta para dejarte boquiabierto.

Maravilla y aventura. “Titán” es una de las exploraciones más arriesgadas y de mayor alcance que he leído. Incluye la que, probablemente, sea, la ascensión a la montaña más alta de la historia. En algunos momentos me ha recordado esas novelas de Phillip José Farmer en las que el héroe explora un mundo alienígena a partir de unos recursos iniciales inferiores a los de Robinson Crusoe en el momento de su naufragio, aunque esta vez el héroe sea una mujer.

Curiosamente los aspectos sexuales, que parece que en el momento de la publicación de la novela se consideraron atrevidos o incluso perturbadores, ahora me resultan bastante inocentes. El sexo es una de las motivaciones de los protagonistas, como siempre lo ha sido en la vida real y tampoco es la única. Si, los protagonistas follan, lo que es más normal de lo que parece, y follan bastante. Hay sexo hetero y homosexual, Cirocco misma, es abiertamente bisexual y no creo que a estas alturas nadie se vaya a escandalizar por ello. La promiscuidad inicial parece más una consecuencia del aislamiento de la misión y una fase previa al establecimiento de relaciones estables. Si que los personajes están mucho más abiertos de lo habitual, pero tampoco exageradamente. Los momentos más duros son tratados con pulcritud y respeto (hay violaciones y abortos) sin regodearse en los aspectos morbosos o truculentos.

Por lo demás, vamos conociendo a Cirocco poco a poco, a medida que transcurre la acción, sin necesidad de flashbacks ni de largos parlamentos en los que explique sus motivaciones, de modo que al final el lector obtiene un cuadro completo de su modo de ser. Aunque no demasiado compleja, es una persona interesante, con la que resulta fácil que se identifique todo el que alguna vez fue un adolescente soñador. Eso sí, el resto de los personajes quedan bastante deslucidos en comparación.

No creo que la referencia a Farmer sea inintencionada, aunque tal vez debería irme más atrás, hasta Burroughs. Las referencias a la cultura popular son múltiples. Varley está estableciendo un dialogo, desde una perspectiva moderna, con las raíces de la ciencia ficción, entre el hard y la space opera, e incluso con la espada y brujería. El resultado oscila entre el homenaje y la parodia, pero siendo siempre respetuoso y añadiendo siempre un toque personal.

Aunque parezca increíble la novela concluye con todos los misterios resueltos, que no son pocos y con todos los cabos sueltos mas o menos bien atados. Aparentemente. No tengo idea lo que ocurrirá en las dos secuelas, de las cuales sólo una se ha publicado en España. Personalmente, hubiera preferido una conclusión menos iconoclasta, en la que no aparecieran personajes “pratchettianos” que parezcan salidos del continuo Q, pero, ni por esas es poco logro, sobre todo en estos tiempos modernos en que se prima la atracción de la intriga sobre la coherencia.

Lo que menos me ha gustado ha sido precisamente el final, en concreto el capítulo final, que parece una fantasía de poder dedicada a ese soñador adolescente al que me referí más arriba, cuando Cirocco demuestra que es la más poderosa, la más astuta y la más valiente de los que en el mundo han sido y que más les vale a los nuevo terrestres que llegan a Gea inclinarse ante ella. Lo que más, la aventura, la maravilla y el entusiasmo juvenil que transmite hacia la ciencia ficción.

Comentarios

  1. Antes que "Titán" yo leí la continuación, "La Hechicera", por que me gustaba mucho Varley y por que fue esa la que encontré primero en la librería. A pesar de la pésima traducción me encantó, de hecho en aquella lejana época pensaba que no entender según qué acciones y según qué descripciones era cosa mía y no de la edición... Luego conseguí "Titán" y me pareció más floja, pero ahora sé que era por las expectativas que tenía al haber rellenado con la imaginación, durante la lectura de "La Hechicera", todo lo que no sabía de la historia inicial. Error, a pesar de la imaginación que derrocha es mejor la primera novela. El caso es que ambas forman lo que es para mí el epítome de las historias de CF de aventura y exploración, y las sensaciones que me produjeron -épica, asombro, emotividad, sentido de la maravilla- son lo que de una manera u otra desde siempre intento reproducir en mis historias. Y eso a pesar de lo que en mi opinión falla en estos libros, que es todo ese homenaje medio absurdo a la cultura popular americana. No me puedo creer que una inteligencia alienígena se quede así de flipada con la TV y las películas yankis, cosa que al parecer llega a lo demencial en la tercera novela, que no creo que se vaya a publicar ya nunca por aquí. De cualquier forma les tengo mucho cariño, hasta el punto de meterme en la web de Varley y pagar por un ejemplar firmado de "Titán" (recibí un ejemplar de la edición de Edhasa con un decepcionante garabato ilegible. Ahí descubrí que no soy nada mitómano).

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    1. Hola, Alberto.

      Perdona por tardar tanto en contestar, un montón de pequeñeces se están confabulando en mi contra últimamente. Imagino que el flipe alienígena al que te refieres se evidenciará más en "La hechicera", más que nada porque en "Titán" el diálogo sólo llega al final. Y podría haber pasado sin un interlocutor tan ridículo, pero bueno .. En fín.. El camino fue bueno. Espero ir avanzando más con John Varley los próximos meses, a ver si me convierto en un fan suyo. Ha empezado con buen pie. Yo soy poco mitómano, lo mio es la información, no el envoltorio, a menos que el envoltorio se caiga a pedazos. A veces picaba con los comics, pero ya renuncié, al percatarme de que siempre hay en prepración una nueva edición de tu comic preferido, que siempre será superior a la última que tengas y que la publicidad siempre asegurará que es la definitiva.

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    2. A ver qué te parecen los relatos!

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