"Playa de acero" de John Varley




Novela ubicada en el universo de los ocho mundos, en el que la humanidad se ha refugiado en diferentes rincones del sistema solar, después de que todo rastro de su civilización fuera eliminado de la Tierra por los misterios invasores. En esta ocasión, la novela transcurre íntegramente en la Luna. El protagonista es Hildy Johnson, un reportero de un tabloide especializado en cotilleos. Los primeros capítulos de la novela consisten en fragmentos de su vida cotidiana, en los que se muestran detalladamente diferentes aspectos del día a día en la Luna. Al final de estos capítulos, bruscamente, sin que parezca tener un motivo lógico para ello, Hildy comete suicidio, a pesar de lo cual, en el siguiente capítulo, vuelve a aparecer con vida, como si no hubiera ocurrido nada, perfectamente vivo, sin recuerdos de lo ocurrido y sin casi consecuencias.

La comprensión de lo que está pasando, de sus motivos para el suicidio y sus esfuerzos para evitarlo constituyen el armazón en el que Varley va engarzando sus descripciones de los diferentes medioambientes selenitas, sus espectáculos y sus costumbres, que conforman el 60% o más de la novela. Así tenemos visitas a los criaderos de brontosaurios, a las disneylandias que reproducen paisajes y épocas de la Tierra (fundamentalmente en la que vive Hildy, que es una reproducción del oeste americano y en la que está prohibida la tecnología que no se corresponda con esa época), espectáculos de luchas a muerte, o al menos, a desmembramiento, ceremonias de una secta que adora a los famosos y, finalmente, el hogar de los henleinianos, sobre el que conviene decir lo menos posible, salvo que es una ideología con mucho de anarquista que exalta la libertad individual por encima de cualquier cosa.

La creatividad de John Varley es incuestionable. Su imaginación es prodigiosa, en ese sentido, nunca defrauda. La novela trata, directa o tangencialmente, multitud de temas que dan lugar a especulaciones y reflexiones muy interesantes. En muchos aspectos, la Luna es casi una utopía en la que todas las necesidades básicas están cubiertas y el desarrollo tecnológico ha acabado con las enfermedades, incluido el envejecimiento, ha vuelto fácilmente remediables casi cualquier herida y lesión y, además, permite desconectar la sensación de dolor. Por otro lado, la dependencia tecnológica es brutal, no existe el relevo generacional, puesto que las generaciones anteriores ni mueren ni tienen que retirarse por motivos de salud y un alto porcentaje de personas, no saben qué hacer con sus vidas.

(por cierto, dije personas evitando mencionar hombres ni mujeres. En el universo de la novela, lo habitual es cambiar de sexo cada cierto tiempo. El propio Hildy empieza la novela como hombre y la termina como mujer. Y las reflexiones de John Varley sobre la sexualidad son muy interesantes)

Un alto porcentaje de la novela es la odisea de Hidly, buscando un motivo para vivir. ¿A que recurres cuando tu trabajo, que no te apasiona, es completamente innecesario para tu manutención y ha desaparecido el imperativo de la preservación de la especie? Hildy examina todas las causas posibles para el suicidio, acude a su madre, a amigos y amantes e investiga todas las religiones. A veces, la novela casi me parecía una anti - utopía, centrada en la paradoja de que, la desaparición de la necesidad de luchar por la vida puede provocar la desaparición del deseo de vivir.

Consideraciones todas ellas muy sesudas y muy profundas que pueden causar la impresión de que “Playa de acero” sea un libro muy serio y aburrido, lo que no es el caso. “Playa de acero” es un libro lleno de un gran sentido del humor, debido principalmente a su narrador el propio-la propia Hildy, poseedor de una voz muy personal, cínica y sarcástica, que encandila y hace sonreír. También por unos diálogos, como poco chispeantes y a unas ocurrencias que fluctúan entre lo plausible y lo insólito, pues hubo momentos en la lectura, que me parecieron sacados de Douglas Adams.

Todo lo que he dicho hasta ahora da una imagen muy positiva de “Playa de acero”, es una novela muy imaginativa, que invita a la reflexión, escrita de un modo muy divertido. Dicho así, parece una obra maestra. Y, sin embargo, hubo varios momentos en que la fatiga estuvo a punto de hacerme abandonar la lectura. Por decirlo de modo sencillo, la novela tiene mucha paja. Quizá el 60% de todo el libro es paja. Varley se demora lo que no está escrito en descripciones e incidentes intrascendentes. La densidad media de acontecimientos por página es muy baja, o, dicho de otro modo, durante la mayor parte de la novela no ocurre nada. Si no fuera por eso, tal vez si que estuviéramos hablando de una obra maestra.

Comentarios

  1. Tengo que volver a leerla. En su día me decepcionó un poco, pero creo que fue un asunto de expectativas. Gracias por habérmela hecho recordar.

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    1. A mi se me ha hecho muy larga y a veces no sintonizo con su sentido del humor. Pero tiene cosas muy buenas, creo que su problema es el exceso de paja.

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