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Mostrando entradas de enero, 2019

“Inundación” de Stephen Baxter

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En esta novela de Stephen Baxter, el nivel del mar va subiendo a lo largo de varías décadas, hasta sumergir por completo todos los continentes. La causa de la inundación no es la fusión de los casquetes polares, sino el vaciado en los océanos de grandes bolsas de agua ubicadas en el interior de la corteza terrestre. Mi hermano es geólogo marino y he visto esta novela en su casa. Tengo que preguntarle si le pareció creíble. La novela, afortunadamente, va con retraso. Empieza en el año 2016. Baxter utiliza el socorrido recurso de utilizar el punto de vista de unos personajes que han permanecido ajenos a todos los cambios ocurridos en el mundo durante cinco años, de modo que todo es tan nuevo para ellos como para el lector, que descubre, a través de sus ojos, todos los cambios sucedidos. Estos personajes, por una vez en la vida, no han permanecido en hibernación, ni acaban de regresar de un viaje espacial a velocidades relativistas, sino que han pasado cinco año como rehenes de dife

"Por el tiempo" de Robert Silverberg

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“Por el tiempo” cuenta la historia de un joven atolondrado y obsesionado con el sexo que se une al servicio temporal como guía especializado en la historia de Bizancio. En el mundo imaginado por Silverberg los viajes por el tiempo son fáciles y económicos y el gobierno ha decidido darles el empleo útil y juicioso: ¡Organizar viajes turísticos por los momentos más emblemáticos de la historia! Queda claro que, aunque no es una novela de humor, la ironía predomina la narración, con algunas ideas muy ingeniosas. Por ejemplo, a fuerza de visitar siempre los mismos momentos, por ejemplo, la crucifixión de Jesucristo, estos están cada vez más poblados y los guías tienen que hacer auténticos malabarismos para no encontrarse con ellos mismos, con lo que estos momentos están abarrotados de muchedumbres de viajeros del tiempo que hacen lo que pueden por ignorarse unos a otros, como dictan las reglas del viaje temporal. Uno de los guías, por ejemplo, queda siempre, el mismo día, con la misma

Aquellos maravillosos saldos

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Me disponía a reseñar la novela “Por el tiempo” de Robert Silverberg, cuando me ha embargado la nostalgia. Esta novela se publicó en el sello de efímera vida, Futuropolis, de “Miraguano ediciones”. En vez de incluir resúmenes del libro o de la obra de su autor, las contraportadas de esta colección consistían en breves extractos de su contenido, lo que los hacía de lo más misteriosos e incitantes. Los títulos de este sello se publicaron mientras yo todavía era estudiante y carecía de ingresos propios, lo que me obligaba a administrarme mucho. Parecían fuera de mi alcance, debido a su relación cantidad/precio. Es decir, su escaso número de páginas no parecía compensar sus precios desorbitados. Y sin embargo, publicaban obras de autores por los que tenía gran interés en aquel entonces, Roger Zelazny, Philip José Farmer, Michael Moorcock, Gordon R. Dickson, Leigh Brackett... Estuve comiéndome las uñas más de un año, hasta que un sábado, a la salida del último examen de los parciales

Comienzo del año: buenos propósitos

Los primeros días del año dan lugar a que la gente formule deseos y buenos propósitos. Como soy ratón de biblioteca, mis buenos propósitos son estos, ordenados de mayor a menor probabilidad de éxito. 1- Seguir leyendo a Stephen Baxter. 2- Leer “Horizonte lunar” de Felicidad Martínez y, si me gusta, “La mirada extraña”. 3- Leer “Efímeras” y “Ora:cle” de Kevin O'donnel. 4- Leer la trilogía juvenil “Leviathan” de Scott Westchester. 5- Empezar a leer a Andrés Díaz Sánchez. 6- Empezar a leer a Juan Antonio Fernández Madrigal. 7- Leer habitualmente libros escritos en inglés, sin traducir. 8- Perder peso.

Comienzo del año: deseos

Los primeros días del año dan lugar a que la gente formule deseos y buenos propósitos. Como estoy de vacaciones y con el mono de escribir, vamos a empezar con los deseos. Obviando la prosperidad económica, la salud, el triunfo sexual y esas cosas que dicta el sentido común, vamos a centrarnos en lo mío, que uno es un ratón de biblioteca. Deseo que que se publique en español una obra de ciencia ficción rompedora y original, de esas llenas de sentido de maravilla, que hacen que la cerebro se revolucione y la cabeza de giros de 180 grados sobre el cuello. Podría ser algo de Greg Egan, de Ted Chiang, de Peter Watts o de algún autor novato que deslumbre con su primera obra, o quizás de un veterano inédito en España del que nunca haya oído hablar, pero pletórico de talento. Por desgracia, la sección de avances de Cyberdark te da una idea bastante exacta de lo que va a ser el año y no parece que vaya a ser el caso. Aunque al menos habrá un Cixin Liu nuevo, aunque parece algo menor.

“Los horrores del escalpelo” de Daniel Mares

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Bueno, tengo un poco abandonado el blog últimamente. Las fiestas, mis responsabilidades personales, pero, sobre todo, la enorme extensión de este maldito tocho de Daniel Mares. Parece que fue ayer y fue hace casi 8 años cuando avisé los problemas por los que estaba pasando Grupo Ajec en esta entrada . Llevado por mi deseo de contribuir a la salvación de la editorial y por mi admiración a Daniel Mares, en cuanto apareció, me apresuré a comprarme este volumen, pero no lo he leído hasta ahora, probablemente desanimado por su extensión. Su lectura me ha llevado todo el mes de Diciembre y se ha saldado con una lesión de espalda. Ríanse, ríanse, pero paseen primero por las calles de Madrid con 1300 gramos en la mochila, a los que hay que añadir un par de tuppers de cristal y ya verán. En la novela, dos personajes de los que nunca llegaremos a saber el nombre, Alto y Lento, acuden intermitentemente a un hospital para recoger el testimonio del moribundo Raimundo Aguirre. Poco a poco,