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Mostrando entradas de julio, 2015

“Quasar: Antología Hard SF”

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Es curioso las vueltas que da la vida. Cuando era un adolescente, la ciencia ficción que más me interesaba era la que se centraba en la acción y la aventura. Mis autores favoritos eran gente como Philip José Farmer, Julian May o Jack Vance. Aquello comenzó a cambiar con la lectura de gente como Poul Anderson, el prematuramente fallecido Charles Sheffield o David Brin o, que me demostraron que la ciencia ficción “dura” podía ser igual   o más entretenida que la “blanda” A día de hoy, sigo siendo un fan de Jack Vance, sigo leyendo y disfrutando con la ciencia ficción más aventurera, pero los autores que aún siguen en activo que más despiertan mi interés son gente como Vernor Vinge, Greg Egan o Peter Watts, gentes pertenecientes al núcleo duro. Con gloriosas excepciones como Philip K. Dick, que revolucionó el género careciendo por completo de conocimientos científicos, opino que la ciencia ficción hard es la ciencia ficción pionera, la que descubre los conceptos que luego expl

“El buque fantasma” de Frederick Marryat

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Mi fascinación por la leyenda del holandés errante le trae de vuelta a este blog, en esta ocasión de la mano de Frederick Marryat. Normalmente, el nombre de este autor suele aparecer como “Capitán Marryat”, pero he preferido llamarle por su nombre de pila, porque en este blog todos somos amigos. Escritor decimonónico, amigo de Dickens y pionero de las novelas de aventuras marineras, (militares eso si), su novela “De grumete a almirante” solía figurar en todas las colecciones de clásicos juveniles en mi niñez. A la hora de escribir esta reseña, he releído la que escribí de "El barco de la muerte" de William Clark Russell . Me pregunto si no habré sido injusto con William Clark Russell. Reflexionaba en ella sobre lo mal que había envejecido y lo mal que envejece, en general, la ficción popular. Pero es que, en comparación con Frederick Marryat, William Clark Russell parece el mismísimo Benito Pérez Galdós. Esta novela está presidida por la mojigatería y la beate

Cinco consejos que nadie me ha pedido

Durante las últimas semanas he estado alimentándome de relatos sueltos de Leigh Brackett encontrados por la red, muy entretenidos y agradables de leer, pero poco reseñables y hacerlo no aportaría nada a lo que he dicho de esta autora. Sin embargo, puesto que si uno no postea nada la poca gente que sabe de su existencia se olvida de él, he decidido confeccionar uno de esos post ombliguistas para los que los blogs fueron inventados. El pasado noviembre terminé una singladura de varios años, la escritura de la más trágica de las aventuras del intrépido héroe galáctico Pepe Fotón, la plasmación del viejo sueño de creerse un escritor de casi todos los fans. No acabo de verlo publicable, una especie de neopulp de muuuchas páginas, con una gran cantidad de tiros y explosiones (por cierto que, después de la tercera, no vean lo aburrido que llega a ser describirlas), aparte de que intentar publicar parece suponer un esfuerzo todavía mayor que el de escribir, y consumiría un tiempo que

“Los viudos negros” de Isaac Asimov

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No sé muy bien que he leído. Conocía de la existencia de estos relatos, pero nunca he encontrado un ejemplar de ellos, así que, mi contacto finalmente se ha producido a partir de dos libros digitales que he encontrado por Internet. Tengo claro que no son la totalidad, un vistazo a la wikipedia revela que existen más de sesenta relatos de los viudos negros. ¿Quiénes son los viudos negros? Son un club de amigos de ya mediana edad, que se reúnen para cenar una vez al mes, normalmente, aunque no necesariamente en un restaurante. Uno de ellos ejerce de anfitrión y puede traer un invitado, al que después de la cena se le somete a un interrogatorio, que empieza obligándole a justificar su existencia. El invitado suele tener un problema o una preocupación que presenta a sus comensales. Es decir, les expone un misterio. Los viudos negros lo debaten, le dan vueltas a los hechos conocidos, exploran las diferentes soluciones posibles y, cuando parece que han llegado a un punto muerto, H