Cinco consejos que nadie me ha pedido
Durante las últimas semanas he
estado alimentándome de relatos sueltos de Leigh Brackett encontrados por la
red, muy entretenidos y agradables de leer, pero poco reseñables y hacerlo no
aportaría nada a lo que he dicho de esta autora. Sin embargo, puesto que si uno
no postea nada la poca gente que sabe de su existencia se olvida de él, he
decidido confeccionar uno de esos post ombliguistas para los que los blogs
fueron inventados.
El pasado noviembre terminé una
singladura de varios años, la escritura de la más trágica de las aventuras del
intrépido héroe galáctico Pepe Fotón, la plasmación del viejo sueño de creerse
un escritor de casi todos los fans. No acabo de verlo publicable, una especie
de neopulp de muuuchas páginas, con una gran cantidad de tiros y explosiones
(por cierto que, después de la tercera, no vean lo aburrido que llega a ser
describirlas), aparte de que intentar publicar parece suponer un esfuerzo
todavía mayor que el de escribir, y consumiría un tiempo que podría emplear en
¿estudiar ingles? ¿Empollar manuales de Spring? ¡JA!
El caso es que ha sido una
experiencia tan interesante como agotadora. Como no hay mejor modo de aprender
un oficio que ponerse a practicarlo, me ha parecido aprender algunas cosas interesantes
durante ella, y como cualquier junta letras se cree capacitado para dar
consejos, pues no iba yo a ser menos:
1)
Trabájate los personajes todo lo posible. Si es
posible, monta la biografía completa de cada personaje. Piensa en su infancia,
en como debe ser su familia, sus amigos y sus relaciones con ellos, su
educación, los trabajos que ha tenido y como le han marcado, sus experiencias
amorosas, el tipo de música que le gusta, si es o no aficionado a la lectura,
si lee, el tipo de cosas que lee… Todo. Pero no cuentes nada de esta
información, a menos que sea necesario para la historia. Es trabajo de campo,
te servirá para conocerle mejor, para hacer que se comporte con naturalidad y
ser capaz de predecir sus decisiones. Aunque parezca irrelevante, todo aporta
algo. Cuanto más hayas estudiado a un personaje, mejor te quedará. Es
tristemente común encontrarse con novelas en las que el personaje principal
está muy bien caracterizado, mientras que los secundarios son meros esquemas,
burdos estereotipos o una frase a un nombre pegada.
2)
No te pases de listo con los diálogos. Los lectores son
bastante listos y se las pueden arreglar perfectamente para entender que
personaje está hablando. Si sólo hay dos interlocutores, unos burdos guiones
son más que suficientes. Los monótonos “él dijo”, “ella dijo” se leen de
corrido, casi sin darse cuenta. Uno tiene la tentación de recalcar todo lo que
se dice, especialmente si es importante, o de hacer algún tipo de inciso en un
parlamento que se está haciendo demasiado largo. Hay que luchar contra ese
vicio. Imagínate como sería la conversación en el mundo real. ¿Te imaginas lo
afectados y ridículos que quedarían dos personas que no puedan intercambiar 3
frases sin hacer cosas como “mirarse a los ojos”, “hacer una mueca”, “volver la
vista al suelo”, “hacer un vago gesto de rechazo con la mano”, “darse la
espalda bruscamente”, etc, etc. …
3)
No todos los momentos tienen que molar. Esto es la
maldición del escritor aficionado. Tienes un trabajo, tienes responsabilidades.
Solo puedes dedicar unos minutos al día a escribir. Tal vez solo un par de
horas a la semana. Lógicamente, eso te hace desear que los minutos que dediques
sean intensos, que cada frase que teclees esté llena de emoción y sentimiento.
Grave error. Si narras cada incidente de la historia como si fuese el
Apocalipsis, cuando finalmente el Apocalipsis llega, resulta mucho menos
impactante. Además estarás dedicando una cantidad espantosa de páginas a
sucesos relativamente poco importantes, lo que engordará indebidamente tu obra,
enlentecerá el ritmo y hará la lectura farragosa. Puede ser más divertido
escribir: “Hizo acopio de la energía de cada una de las células de su cuerpo y
la empleó para colocar el pie derecho en el pasillo. Luego colocó el izquierdo.
El universo entero parecía gravitar sobre sus hombros mientras repetía este
proceso, una y otra vez, y en cada ocasión parecía que iba a ser sepultado por
su peso y reducido a una mancha de papilla sanguinolenta esparcida sobre las
baldosas. Finalmente, de algún modo, alcanzó el otro extremo del pasillo”,
pero, en el fondo, lo único que estás diciendo es: “Cruzó el pasillo,
tambaleándose”.
4)
No tomes por tonto al lector. ¿Nunca has salido del
cine con unos amigos y en cuanto empezáis a tomaros unas birras cada uno de
vosotros es capaz de detectar errores de bulto en el guión? ¿No es irritante?
Escribir una novela lleva mucho tiempo, así que utilízalo para pensarte bien el
argumento. Piensa en las cosas que pueden ir bien y las cosas que pueden ir
mal. Sobre todo, piensa en las cosas que pueden estar ocurriendo, fuera del
radio de alcance de la percepción de los protagonistas, porque el mundo no se
detiene porque ellos no lo estén mirando. Cuando un personaje desaparece de la
trama, no se va a estar cruzado de brazos hasta su reaparición. Y el tiempo
corre. A tus héroes les puede parecer que “los días transcurrían, cada uno igual
al anterior” hasta “perder la percepción del paso del tiempo”, pero a tí no. Tú
tienes que saber exactamente cuanto tiempo pasa y que puede pasar en el mundo
exterior en ese periodo de tiempo.
5)
A veces, el lector quiere que le tomen por tonto. Me he
resistido mucho a escribir este consejo, creo que la mayor parte de las veces,
seguirlo hará más mal que bien, que hay que ser, sino un maestro, alguien en
pleno control de las herramientas de su oficio, para ejecutarlo con precisión.
Sin embargo, también creo que es verídico y por eso lo he incluido. La
literatura no es la realidad y no sigue las reglas de la vida diaria. Sería
terrible si lo hiciera. Imagínate un libro de viajes en el que se dedicaran
cuatro veces mas páginas a describir el tiempo que estuviste haciendo cola para
subir al teleférico del Teide que a la vista que se disfruta desde su cima. En
la literatura se selecciona lo que se cuenta y se centra la atención en lo
interesante. Narras las bellas excursiones que realizaste, no el tiempo que
pasaste facturando las maletas, pasando el escáner y esperando a que el avión
partiera con retraso. Como la música, la narración tiene su propio ritmo y, a
veces, el exceso trabajo o de razonamiento puede echar a perder dicho ritmo. El
lector quiere que se le engañe, si es preciso, que el clímax llegue en el
momento apropiado, aunque eso signifique forzar su credulidad.
Es un tema
peliagudo y difícil de explicar. El mejor ejemplo que se me ocurre es la famosa
escena del abordaje al submarino de Indiana Jones en “En busca del arca
perdido”. ¿Cómo demonios sobrevivió el arqueólogo a la inmersión del submarino?
He leído por ahí, no sé si es cierto, que en el guión original se contaba que
enrollaba el látigo en torno a un periscopio y les seguía por la superficie, no
sé si incluso haciendo sky acuático. Es una posible explicación, pero, además
de ser ridícula, hacer algo así, habría destrozado el ritmo de la película,
habría provocado un bajón en el momento más inoportuno. En cambio Spielberg y
compañía optaron por una breve elipsis, que les permitió deslizarse suavemente
hacia el gran final, aunque al hacerlo provocarian innumerables bromas entre sus fans en los
años por venir. Tal como queda es un poco absurdo, resulta increíble que
Indiana sobreviviera, pero, aún así, es mejor para la historia.
Los cinco me parecen más que correctos. Yo sólo añadiría uno, ya que tampoco me lo pide nadie: relee y corrige tanto como puedas. Si eres capaz de repasar tus escritos acercándote en la medida de lo posible a tu modo lector-habitual te sorprenderás de descubrir una y otra vez cosas que chirrían para tu propio criterio. Que es de lo que se trata eso de escribir, digo yo: emplear el criterio lector que tantos años y lecturas te ha costado adquirir para crear obras que al menos a ti deberían hacerte gozar.
ResponderEliminarAlb
Totalmente de acuerdo Alb y añadiria que es una cura de humildad tremenda. Es muy fácil ver la paja en el ojo ajeno, pero cuando relees lo que escribes, te encuentras con que tu mismo padeces de los defectos que mas te cabrea encontrar en las obras ajenas. Y lo peor es que, por mas que lo revises y lo rehagas, a menudo no consigues arreglarlo.
EliminarEn cuanto a lo de escribir, no te lo discuto, pero es tan trabajoso y tiene tan poca recompensa en este pais, sobre todo si te dedicar al fantastico, especialmente a la ciencia ficción, que pienso que los que los que persisten lo hacen, mayormente, porque no pueden dejar de hacerlo.
Al hilo de tu respuesta, enhorabuena por haber conseguido acabar tu novela. Sé lo que cuesta y sé lo que significa saberse capaz de terminar un proyecto así. Espero que tengas éxito a la hora de publicar. Al menos creo que en el panorama actual hay más editoriales que publican weird y pulp (y steampunk, y distopías) que CF tradicional. Ya comentarás tus avances por aquí.
ResponderEliminarAlb
Pues la verdad sea dicha, ni lo he intentado. La pereza, la inseguridad y la ignorancia pueden conmigo, aparte que me asusta la extensión de la obra. Lo normal parece ser empezar con relatos que publicas en fanzines, o presentandote a premios literarios y solo cuando te has dado a conocer algo, es posible que una editorial se atreva con semejantes mamotetros. Intentar publicar es una auténtica odisea, digna de su propio blog especializado, pero que te voy a contar, indudablemente, sabes tu mas de eso que yo. ¿Como va lo de "la aventura de busqueda y exploracion en un entorno artifical no entrópico más allá del tiempo y del espacio"?
EliminarNunca se sabe cuándo va a saltar el conejo, la liebre o lo que sea. Además, ahora que en casi todas las editoriales receptivas aceptan envíos por correo electrónico ya el único esfuerzo es escribir una carta de presentación decente. También hay manuales de estilo para eso, jojo. Y con respecto a "Antrópica", que así se titula la cosa, anda por ahí perdida en unas cuantas editoriales a ver si alguien se digna a contestarme si sí o si no, aunque lo habitual es el mutis. Entretanto sigo escribiendo, ahora una space-opera retrofuturista homenaje al Flash Gordon de Dan Barry (daily strips de los años cincuenta que son cojonudas y con guionistas colaboradores como Harry Harrison). Total pa ná pero así nos divertimos.
ResponderEliminarAlb
Este post se va a convertir en el que tiene mas comentarios de la historia de mi blog. ¿De donde sacas las direcciones de correo de las editoriales? ¿Tienes algún ejemplo por ahí?
EliminarEn otro orden de cosas, si terminas esa space-opera, házmela llegar, estoy dispuesto a pagarte el ejemplar. Soy un gran admirador de la etapa de Dan Barry de Flash Gordon.
Las he sacado de aquí, básicamente:
ResponderEliminarhttp://literfan.cyberdark.net/Recursos/Editoriales.htm
Comprobaba las activas y antes de nada les mandaba un correo preguntando si aceptaban envíos de manuscritos de escritores noveles. Como soy lelo no he guardado nunca una lista de las receptivas. De todas formas ese aspecto varía bastante de año en año. También en las reseñas que leía de obras similares en temática a las mías tomaba los datos de la editorial y les preguntaba lo de los manuscritos originales.
Y si acabo lo de Flash Gordon (en concreto se trata de una novelización de la maravillosa saga Skorpi, y aunque he intentado entrar en contacto con los depositarios de los derechos no me contestan ni con un anda ya, para variar) me conformaré con el pago de tu opinión objetiva pepe-fotoniana, por supuesto.