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Mostrando entradas de marzo, 2019

Grandes directores malos: Baltasar Kormákur

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Recupero brevemente esta sección, con la novedad de referirme a un director todavía vivo y en activo. Baltasar Kormákur es un actor y director islandés., de quién me acabo de dar cuenta de que he visto un buen puñado de películas. “Las marismas”, “Medidas extremas”, “Verdades ocultas”, “Inhale”, “Contraband”, “Two guns”, “Everest” y “A la deriva”. Lo que voy a decir se basa en estas, no he visto “101 Reykjavik” ni “El mar”. Con la excepción de “Medidas extremas” que me pareció un thriller más que correcto, en sus películas se muestra como un cineasta por encima de la media del cine actual. Sus personajes están bien definidos y sus argumentos son correctos, sin errores de bulto. No toma al espectador por tonto. Su cine resulta entretenido, pero ¡ay! deja muy poco poso. Cada vez que he terminado una película suya mi estado de ánimo es satisfecho, pero no entusiasmado. Con el tiempo, termino olvidándolas. Al revisar su filmografía, me ha resultado sorprenderte descubrir que son del

“Herederos del tiempo” de Adrian Tchaikovsky

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A pesar de su apellido de compositor ruso de música clásica, Adrian Tchaikovsky es un abogado y escritor inglés. La mayor parte de su obra está orientada hacia la fantasía, aunque su mayor éxito lo ha conseguido con su primera incursión en la ciencia ficción, este “Herederos del tiempo” que ha terminado siendo su primera novela publicada en España. Es un autor bastante seguido en los blogs y sitios web que suelo visitar, por lo que tengo la sensación de que había bastante expectación por su obra y, sinceramente, opino que esta novela habría tenido más repercusión si se hubiera distribuido de forma más clásica. No me sorprendería que “Spiderlight”, cuya publicación también está prevista para este año, terminara ganándola en recaudación. En “Herederos del tiempo” un virus diseñado para acelerar la evolución en un planeta terraformado tiene un éxito inesperado sobre las arañas. La novela se compone de dos tramas paralelas. En una seguimos las desventuras de la tripulación de una nave

Ecos, homenajes, guiños…

Nada me molesta más en las reseñas, ya sean de novela, cine o cómic, que la ceguera de considerar una obra sólo como la suma de sus influencias, en vez de intentar analizar el valor que tienen por sí mismas. Es algo muy extendido y, lo triste, es que a veces se hace con buena intención. En el cómic, todo dibujante parece ser una amalgama de Jack Kirby, Mike Mignola y Frank Miller. No hay cineasta comercial, con un mínimo de profesionalidad, que no muestre “ecos” de Sergio Leone, salvo, en el género del terror, los múltiples aprendices de John Carpenter. En la literatura fantástica todo era Lovecraft, Tolkien y Howard. Cualquier drama de época centrado en las intrigas cortesanas es ahora juego de tronos. (cualquier día, alguien dirá que “Falcon Crest” era “Juego de Tronos” en la actualidad. El día en que digan que “Yo, Claudio” era “Juego de tronos” en la antigua Roma, cogeré un hacha y saldré en las noticias) Hay autores que entran en el juego y efectivamente se dedican a llenar sus

“La deriva” de José Antonio Cotrina

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“La deriva” se trata de una de esas novelas de Cotrina orientadas a un público juvenil, que pueden ser perfectamente disfrutadas por un lector adulto. Mucho más breve que “La canción secreta del mundo” y con menos intriga y acción, pero también apasionante, a su modo. José Antonio Cotrina ha escrito la novela post apocalíptica más original que he leído, merced a su insólito narrador: Daniel, el fantasma de un adolescente que murió cuando cayeron las bombas. A través de los ojos de Daniel asistiremos al comienzo de su “segunda vida”, su adaptación a la prolongación de su existencia y sus relaciones con otros fantasmas y, con el tiempo, al renacimiento de la civilización. o a su comienzo. También tendremos, hasta cierto punto, el inevitable triángulo amoroso, aunque la relación con uno de sus vértices esté hecha más de ensoñación que de realidad. Y es que, aunque tiene el aspecto de un chico, Daniel no es tan crio como parece, a fin de cuentas tiene más de cien años. Al comienzo de