“Inundación” de Stephen Baxter


En esta novela de Stephen Baxter, el nivel del mar va subiendo a lo largo de varías décadas, hasta sumergir por completo todos los continentes. La causa de la inundación no es la fusión de los casquetes polares, sino el vaciado en los océanos de grandes bolsas de agua ubicadas en el interior de la corteza terrestre. Mi hermano es geólogo marino y he visto esta novela en su casa. Tengo que preguntarle si le pareció creíble.

La novela, afortunadamente, va con retraso. Empieza en el año 2016. Baxter utiliza el socorrido recurso de utilizar el punto de vista de unos personajes que han permanecido ajenos a todos los cambios ocurridos en el mundo durante cinco años, de modo que todo es tan nuevo para ellos como para el lector, que descubre, a través de sus ojos, todos los cambios sucedidos. Estos personajes, por una vez en la vida, no han permanecido en hibernación, ni acaban de regresar de un viaje espacial a velocidades relativistas, sino que han pasado cinco año como rehenes de diferentes grupos terroristas.

Eran una moneda de cambio eficaz porque eran todos anglosajones y blancos. Para el lector español, lo más divertido de “Inundación”, que digo, la única nota de humor de “Inundación”, es que estos rehenes no estaban prisioneros en Afganistán, ni Irak, ni en un remoto país del tercer mundo, sino ¡EN BARCELONA!

Desde el primer momento, en la novela, España es un estado fallido.

El país estaba dividido por separatistas y tensiones étnicas propias, que abarcaban desde los prejuicios centenarios heredados de la invasión musulmana del siglo viii hasta las divisiones tóxicas provocadas por la guerra civil en el siglo xx. Ahora toda esa amalgama se veía exacerbada por la influencia masiva de inmigrantes de un África que se desertizaba por momentos. La gota que había colmado el vaso y que había facilitado la desintegración del país había sido un golpe de Estado contra la monarquía impulsado por la derecha política.

En fin, Baxter todavía está a tiempo de tener razón, aunque no me cabe duda de que no planteó esta situación por sus profundos conocimientos de la historia y la sociología españolas, sino por su sentimiento de superioridad británica. África empieza en los pirineos. Quién sabe. Hasta un reloj estropeado acierta la hora, dos veces al día.

Normalmente intento evitar este tipo de diatribas, subjetivas y hasta políticas, pero es que es lo más llamativo de una obra que se puede definir con un único adjetivo: aburrida. En mi comentario de “El fin de la muerte” dije que me imaginaba a Cixin Liu preparando sus novelas, sentado en un sillón, con los pies en alto y un cuaderno en el regazo, haciendo ejercicios mentales del tipo ¿Cómo reaccionaría la humanidad si recibiese tal noticia?

Pues Stephen Baxter es un caso similar, sólo que a él me lo imagino rodeado de Atlas y obras de divulgación científica. En “Inundación” hay una cantidad de datos asfixiante, que supera con mucho a lo narrativo. Baxter es un escritor bastante bueno, con su sencillo lenguaje, se las arregla para mantener la atención del lector centrada en lo que cuenta. Cuando cuenta algo. Porque el 60% o más de “Inundación” es puramente expositivo. Si uno abriera el libro al azar, por cualquier página, con seguridad lo único que encontraría serían largas, larguísimas descripciones de como ha cambiado la geografía y el paisaje. Cuando ocurre algo, llega hacerse monótono con sus descripciones de inundaciones y eso si se le entiende. Gran parte del comienzo de la novela consiste en la crónica de la inundación de Londres y resulta totalmente incomprensible, para alguien que no tenga un conocimiento exhaustivo de la ciudad y de las zonas que la rodean. De los personajes, ni hablemos. Tan esquemáticos que resulta imposible sentir empatía por ellos. Sus muertes son tan poco impactantes, que la mayoría ocurren fuera del foco narrativo. Hace cosas tan extrañas como dedicar un par de párrafos a describir un personaje, que luego carecerá por completo de importancia, prepara dramas que nunca ocurren y los que ocurren, los improvisa sobre la marcha, con revelaciones inesperadas sobre sus sentimientos, sacadas de la manga y que no vienen a cuento. Un desastre.

“Inundación” es una especulación muy bien desarrollado y documentada, que contiene algunas reflexiones muy inquietantes, pero cuyo interés Baxter no logra transmitir al lector. Más un ensayo que una novela, como ya dije, “Inundación” es un libro aburrido.

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