"La ciudad al final del tiempo" de Greg Bear
Esta novela me ha resultado
desconcertante. Empecemos por el argumento: tenemos a Jack y a Ginny, dos jóvenes
de nuestro tiempo, que más o menos tienen poderes, para ser exactos poseen una
especie de talismanes que les permiten moverse entre realidades o alterar las
probabilidades. Hay unos tipos bastante siniestros que les persiguen. Además
cuando se duermen en ocasiones intercambian sus cuerpos con Jebrassy y Tiadba,
que a su vez son unos jóvenes que intentan huir de una especie de ciudad en la
que viven en un futuro muy, muy lejano, tan lejano que el universo está
llegando ya a su fin, devorado por algo llamado el Tifón.
Así sobre el papel parece el
esquema de serie de novelas juveniles, y la verdad es que eso me alejó de esta
novela durante mucho tiempo. Si les rebajáramos un poco la edad a Jack ya Ginny
(esta sólo tiene dieciocho, pero es un tema mas espinoso de lo que parece y no lo
puedo explicar sin spoilers), tendríamos a un par de adolescentes atormentados
dotados de poderes que no comprenden, cual si fueran miembros de la patrulla X,
acosados por misteriosos enemigos y destinados a convertirse en los salvadores
de un universo futuro mucho mas exótico que el real. Además, Jebrassy y Tiadba
encajan en el molde de adolescentes que se enfrentan a una sociedad
reglamentada y opresiva. El tema de los desplazamientos mientras duermen podría
haber dado incluso para tetraedros amorosos. Vamos que aquí podría haber salido
una trilogía de éxito que J.J Abrams y sus secuaces estarían deseando en
convertir en serie de televisión.
Por suerte o por desgracia, no
eran esas las intenciones de Greg Bear. ¿Cuáles eran sus intenciones entonces?
Pues eso es lo que me resulta desconcertante. No sabría decirte si estamos ante
un mero divertimiento o ante una reflexión filosófica sobre la naturaleza de la
realidad, el devenir del tiempo y el destino de la humanidad. De hecho en los
comentarios que hace la gente en la red sobre esta novela, la manía de poner
etiquetas a una obra que nos definan claramente lo que es resulta
controvertida. Nadie sabe si estamos ante una novela de ciencia ficción o de
fantasía pura y dura. Si, se habla de partículas subatómicas, de líneas
temporales que colapsan y hay bastante jerga científica no explicada. También
hay musas (como suena), y libros que cambian espontáneamente su contenido o
vierten sus palabras y quedan en blanco.
La propia publicidad no para de
hablar de las referencias a Borges (está llena de bibliotecas infinitas) y a “La
torre oscura”, de Stephen King. Esto ya es algo más discutible. Curiosamente,
nadie menciona a William Hope Hodgson, autor en el que empiezo a pensar cuando
leo eso del último reducto de la humanidad en un universo dominado por la oscuridad,
al final del tiempo. Luego cuando se habla del explorador que abandonó la
ciudad para ir a buscar a su amor perdido, empiezo a gritar ¡El reino de la
noche! ¡El reino de la noche! Luego se meten en armaduras para salir al
exterior, y empiezo a perder la voz. Cuando llegan al Valle de los Dioses Muertos
(esto me suena más bien a “La casa en el confín de la tierra”), ya estoy afónico.
Afortunadamente, poco antes del final, descubro que no soy un fan maniaco
obsesivo, cuando Glaucous dice: “recorrí las trincheras en los alrededores de Yprex,
hace casi cien años, buscando un caballero en concreto… un tipo robusto y
poeta. Soñaba o eso me habían hecho creer, un llamado Último Reducto. Antes de
partir había escrito un libro, detallando sus sueños. Pero la guerra ya lo había
volado por los aires. Malos años para los cazadores, los años de la guerra.”
Curiosamente, a pesar de que tiene partes fascinantes, “El reino de la noche”
se me hizo bastante insoportable cuando lo leí…
Bueno, estas divagaciones han
sido divertidas, añadiría que la frase, “¿Sueñas con una Ciudad al final del
Tiempo?”, queda divina para camisetas, banners y publicidad viral, pero habría
que empezar a ponerse serios. El asunto es, independientemente de lo que haya
querido decir el autor. ¿Está bien este libro? ¿Merece la pena leerse?
Pues casi te voy a contestar, y
me parece que te voy a decir que no.
Recurramos los apartados básicos.
¿Personajes? Marca de la casa más bien poco definidos. Algunos mejores que
otros, los tipos siniestros sobre todo. El Glaucous que he mencionado antes es
el más trabajado, aunque no estoy seguro de si me convence su actuación final,
fundamental para el desarrollo de la trama. El cambia cuerpos también es un
personaje interesante y el coleccionista de libros Arthur Bidewell. No así los
chavales protagonistas, que resultan algo esquemáticos y no hablemos del resto
de los secundarios.
“Las brujas de Eastlake” El truco
para distinguirlas es recordad que una es médica, otra es la que encontró a
Jack ya Ginny. De las otras dos….una es pelirroja y la otra es una toca
pelotas. Pero a veces la toca pelotas no ejerce su papel y no se puede
mencionar siempre el color del pelo, con que….
Los compañeros de expedición de
Tiadba. Ahí ya ni me meto. Me resulta imposible recordarlos. Recuerdo que había
dos hembras y que siempre decían lo que hacia una detrás de la otra, para poder
escribir: “la otra hembra…”
¿El estilo? No está mal del todo.
Betsellero alto, insustancial pero eficaz, la mayor parte de las veces. Con
todo, hay pasajes que deberían resultar un festín de maravilla, que en cambio
resultan fatigosos e incomprensibles. Creo haber leído en algún sitio que Greg Bear
también es dibujante. Quizá eso le ayuda a imaginarse las cosas de forma
visual. Por desgracia, sus descripciones son muy malas, y esto es una constante
en su obra, visiones portentosas de las que no logra hacer partícipe al lector.
¿Es entretenido? En parte. El comienzo
es muy pausado. Emplea demasiado tiempo en describirnos el mundo cotidiano de
Jebrassy y Tiadba, cuando, a fin de cuentas, su parte de la historia consiste
en como lo abandonan. La traducción, la incapacidad de Bear, la costumbre de
los escritores de ciencia ficción de no explicar las cosas y dejar que sea el
lector quien encaje las piezas, juego con el que habitualmente disfruto, pero….
todo contribuye a que no se entienda mucho. Y es sólo el comienzo.
Mientras tanto, la parte que
transcurre en el mundo digamos real antes de que las cosas empiecen a liarse, es
también demasiado larga. No se me hizo larga, pero lo es, aquí entra en juego
el criterio y el gusto de cada lector. Uno es tan bibliófilo que no puede menos
que encontrar fascinantes las descripciones de bibliotecas infinitas, las
historias sobre las arañas que se mueven entre los libros, los libros que
guardan mensajes ocultos en sus erratas y en las diferencias entre varios
ejemplares de un mismo volumen, las ediciones enteras cuyos libros cambian su
contenido, todos a la vez, y aún así se pueden detectar los cambios…
Luego se lía la gorda, y durante
muchas páginas es un libro muy emocionante, de cuya lectura es muy difícil
sustraerse, pero alarga el clímax durante tantas y tantas páginas, que la pompa
al final se deshincha, y el lector acaba perdiendo el interés por lo que está
leyendo, a lo cual contribuye la cantidad de fenómenos extraños, físicos,
temporales, de todo tipo, que no se entienden bien y que configuran el Apocalipsis
mas peculiar de todos los tiempos y un final, para el que Bear se guarda muchas
cartas en la manga, en el que muchas cosas encajan y hay grandes ideas, pero
que a esas alturas ya no impresionan al cansado lector, que, con el piloto
puesto, sólo puede pensar en lo que hará después de terminar el libro. Y por
favor, no me hagan hablar del destino final de los malos de la película.
Es una novela irregular, con
grandes ideas, brillante en ocasiones y no tanto en otras, difícil de leer y
demasiado larga, porque, en mi opinión, el esfuerzo empleado no se ve
compensado por el placer de su lectura.
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