“Las brigadas fantasma” de John Scalzi


En la segunda entrega de la saga de “La vieja guardia”, John Scalzi plantea un argumento aparentemente más complejo que en la anterior.

Tras un prólogo en el que se cuenta el ataque a una estación científica, en el que, de modo brillante, se nos oculta hasta el final la verdadera naturaleza de los atacantes, entramos en vereda: varias razas de alienígenas se han aliado para combatir a la especie humana y el eje de su conspiración es un humano renegado al que se creía muerto. Para descubrir sus planes, a las autoridades no se les ocurre nada mejor que imprimir su personalidad en el cerebro virgen de un soldado de las brigadas fantasma recién creado (recordemos que los miembros de las brigadas fantasmas se crean completamente adultos, a partir del adn de los voluntarios que murieron antes de poder alistarse en las fuerzas de defensa colonial).

Como el experimento no parece tener éxito, el nuevo soldado Jared Dirac se incorpora a una unidad. A partir de aquí, Scalzi repite de nuevo el planteamiento de la novela anterior: entrenamiento y primeras misiones de un soldado, con la novedad, muy interesante, de que se trata de un soldado recién nacido, que va desarrollando su personalidad a ritmo acelerado, a la vez que transcurre su entrenamiento, merced a la conexión omnipresente con sus ordenadores “cerebroamigos” y con el resto del escuadrón.

Quitando las supuestas teorías de Scalzi sobre la consciencia, que me parece a mí que huelen a palabrería pura y dura, esta es la parte que he encontrado más interesante de la novela, el comportamiento de personas con acceso permanente a un caudal casi infinito de información y con una capacidad también casi infinita de compartirla entre ellos, aunque no acabe de convencerme lo rápido que maduran. Queda para el recuerdo el momento en que los protagonistas debaten las virtudes y defectos de los grandes clásicos de la ciencia ficción militarista, momento realmente friki, pero que me ha resultado de lo más simpático.

En general, “Las brigadas fantasma” me ha parecido más de lo mismo que “La vieja guardia”, pero mejor. Aunque inevitablemente se ha perdido la frescura, en esta novela Scalzi sigue algo más parecido a un guión planificado, en vez de limitarse a una sucesión de anécdotas. Aún así, le falta habilidad para generar intriga y suspense, no saca todo el provecho posible posible a la idea de partida (Jared Dirac como una bomba de tiempo, que puede estallar en el peor momento) y el desarrollo es demasiado pausado y rutinario.

Las escenas de acción mejora, aunque curiosamente, sigue sin parecerme que las batallas sean el punto fuerte de Scalzi. El clímax final mejora sobre la anterior, pero abusa de un recurso tan manido como es el malo de la historia relatando todos sus planes al protagonista, antes de acabar con él. Si Ozymandias levantara la cabeza …

Para compensar, se expande el universo de la saga, aparecen alienígenas curiosos y soldados también curiosos y, aparentemente, se inaugura una subtrama crítica con la humanidad que no sé a donde acabará llevando.

Poco más que decir. John Scalzi no sólo mantiene el nivel sino que lo sube, realizando una novela entretenida y agradable de leer, pero no especialmente adictiva. No tengo nada en contra de este hombre, pero no acabo de entender que haya gente para la que sea una especie de autor de culto. 

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