"La cólera de Tiamat" de James S. A. Corey



Como pasa el tiempo. Ya estamos a sólo una entrega del final de esta larga serie.

Después de los catastróficos acontecimientos de la anterior entrega, los tripulantes de la “Rocinante” se han disgregado en el interior de la resistencia contra el imperio Laconio.

Naomi se dedica a organizar la logística, mientras que Alex y Robbie dirigen pequeños ataques a bordo de la Tormenta.

El reparto se completa con la reaparición de Elvi, la xenobiologa que apareció en “La quema de Cíbola” y la incorporación de Teresa, la hija adolescente del cónsul Duarte, destinada a sucederle, si es necesario.

Elvi, al inicio del libro, participa en la exploración de nuevos sistemas, lo que permite algunos guiños al género de “objetos grandes”, sólo guiños.

Sobre Teresa no se puede decir mucho, sus capítulos son muy buenos cuando su parte de la historia se vuelve importante, pero hasta entonces son un tanto irrelevantes.

Las virtudes de la saga permanecen, sigue enganchando y entreteniendo, la ambientación y la recreación de escenarios está muy por encima de la media. Probablemente sea una de las sagas en las que mejor han conseguido transmitir los autores como sería la vida de una cultura adaptada al espacio, no sólo en lo que se refiere a las descripciones de naves y hábitats, en lo que hay autores mucho más brillantes, si no en detalles aparentemente insignificantes, como que tipo de comida podría cultivarse y criarse en estos medioambientes cerrados. Nunca he visto tal creatividad para idear menús de comida espacial. Con franqueza, empiezo a estar un poco harto de sus descripciones culinarias. Gastronomía aparte, el solvente trabajo de ambientación también se extiende a los personajes, aunque no tengan una gran profundidad, los autores siempre procuran que l no sean meros estereotipos y tengan unas motivaciones creíbles, aunque a veces parezca que la misma persona habla a través de todas las bocas.

Pero si que me parece que el ritmo se ha vuelto más pausado que en los primeros libros, en los que la tensión iba incrementándose progresivamente hasta alcanzar un gran clímax final, plagado de explosiones muy cinematográficas.

Aquí, el interés de la trama, en vez de seguir una línea recta ascendente, forma una gráfica en forma de valles y colinas. Se va moviendo de crisis en crisis terminando un follón y empezando el siguiente. Por desgracia, hay un valle especialmente profundo justo antes de empezar el gran final. También, por desgracia, al principio, el libro sufre un poco del síndrome del héroe llorón, que hemos visto en numerosas películas y capítulos de series de televisión, cuando el protagonista pierde media película o un capítulo de relleno entero, revolcándose en su autocompasión, en vez de enfrentarse a su adversario de turno al que, cuando por fin se decide a hacerlo, vence con suma facilidad. No es muy exagerado, pero algo de ello hay.

Pocas sorpresas, lo que cabe esperar de un libro de la serie, algún dilema ético, alguna reflexión\especulación interesante, algo de maravilla, un poco de intriga, un poco menos de drama y un mucho de acción, centrada especialmente en batallas espaciales que transcurren a velocidades relativistas, que pueden resolverse horas antes de trabar combate y en las que hay que acelerar y frenar constantemente, a pesar de que las distancias que separan las naves nunca quedan excesivamente claras. En fin, hablar del libro 8 es predicar a un converso, al que haya leído los 7 anteriores, es evidente que le gustará, sobre todo cuando las cosas por fin parecen acercarse a un desenlace y el enfrentamiento con las entidades que moran en los ángulos rectos es inminente. Aparte de que prosigue la sangría de personajes habituales que empezó con el anterior. Empiezo a temerme como terminará todo.

Una curiosidad. Aquellos que, cuando vieron la última temporada de la serie de televisión tal vez se preguntaron a cuento de que venían los primeros minutos de cada capítulo, que no tenían absolutamente nada que ver con el resto. Cuando yo hablaba con un amigo, los llamaba “los minutos de los spoilers”, porque creo que son una adaptación del relato “Strange Dogs” ubicado entre “Las cenizas de babilonia” y “El alzamiento de Persépolis”, aunque no puedo jurarlo, porque no lo he leído. Bien, después de leer este libro ya comprendo a cuento de que venían y debo reconocer que el libro se entiende mejor gracias a esos minutos.

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