"El hombre sin nombre" de Laird Barron


 
Laird Barron es un autor poco conocido en España. Aparte de esta novela, una “novelette”, en realidad, que yo sepa, sólo tiene publicada la novela “El rito”, que recibió reseñas tanto positivas como negativas, a partes iguales. No parece un autor que se prodigue mucho y parece hacerlo más en los relatos que en las novelas, la mayoría de las cuales parecen adscritas al género negro. Sus relatos, sin embargo, parecen apuntar hacia el horror cósmico y haberle convertido en un autor de culto.

Debo confesar que nada de eso me llamó la atención la primera vez que leí hablar de él. Lo que me impactó fue su foto, en la que luce un pedazo parche sobre un ojo que le da aspecto de tremendo aspecto de bucanero o director de Shield.

“El hombre sin nombre” no tiene nada que ver con el personaje de Clint Eastwood en las películas de Sergio Leone. Subtitulado como “a Nanashi novell”. El protagonista, al que llaman Nanashi, es un antiguo alcohólico, de pasado misterioso, al que un clan yakuza decidió rehabilitar y dar una nueva identidad. Debido a un conflicto entre clanes, él y su grupo de compañeros sicarios reciben el encargo de secuestrar a un luchador de catch retirado, al que el otro clan tiene como mascota y llevarlo a un lugar apartado y solitario, donde esperarán la orden de liberarlo o matarlo.

Se trata de una especie de thriller de yakuzas con un giro inesperado sobrenatural, porque, cómo era de esperar el luchador, Muzaki es mucho más de lo que parece.

Este libro también ha despertado en mí emociones encontradas. Para empezar, su precio es a todas luces desmedido. Siendo honestos, tendría que decir que me ha encantado. A medida que vas avanzando y te vas internando en el laberinto que Barron propone, más que leer, se devora. Me ha gustado el pulcro uso que Barron hace del lenguaje, atmosféricamente, la historia es perfecta, su final provoca fascinación y está plagado de imágenes impactantes.. Y sin embargo … Si en vez de una “novelette” “El hombre sin nombre” fuera el argumento de una película, al llegar al final de su visionado exclamaría: ¡Menuda mierda! Ya ni se molestan en inventar nada en las películas de miedo. De repente se dobla el espacio tiempo, el protagonista se ve trasladado sin explicación alguna a otros lugares y otros planos de existencia, tenemos un par de visiones espantosas y todo se termina, sin que lleguemos a saber qué demonios está pasando. Aquí ni hay argumento ni hay nada.

El horror puede provenir de la constatación de nuestra falta de control sobre la realidad, de que la autentica cara del universo sea la maldad, o de que los escritores de terror se preocupen cada vez menos de contar una historia y se concentren sólo en crear atmósfera y un par de momentos impactantes. Desde mi punto de vista, incluso una fábula sobre la falta de sentido de la existencia debe tener cierto sentido, si se quiere que su mensaje cale. Dado la relación entre el tamaño y el precio del libro, mi consejo al lector de este post es que no lo compre.

Aún así, lo más probable es que, si tengo ocasión, yo repita con Barron, hay algo en su prosa o en como construye sus historias que engancha. Me estoy convirtiendo en Homer Simpson ¡No entiendo nada y me encanta!

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