"Periplo nocturno" de Bob Shaw




“Periplo nocturno” cuenta la historia de una miembro de los servicios secretos de la Tierra, capturado en un planeta lejano, que pierde la vista y la sustituye por un ingenioso aparato que le permite ver a través de los ojos de otros seres vivos, ya sean humanos o animales. A partir de aquí la novela es la historia de su fuga, su “periplo nocturno”. Bob Shaw parte de una idea interesante, que desarrolla bien y que permite imágenes interesantes. Uno no puede evitar plantearse, dado su atractivo visual, como habría quedado una adaptación al cine. Habría mareado un poco, creo.

Estamos ante una novela de aventuras, de muy agradable lectura, cuyo principal objetivo es entretener, y lo cumple con nota por encima de la media. Es eso que tanto me gustaría ser capaz de hacer a mí y que tan difícil de encontrar es hoy en día, un entretenimiento inteligente que no ofende a la inteligencia del lector. Corta, trepidante, con gran sentido del ritmo, tiene pausas cuando tiene que hacerlas y va directa al grano cuando no. Una vez la trama alcanza la velocidad de crucero ya no frena en ningún momento.

Se trata de la primera obra de su autor y se nota. Hay algunos fallos de principiante. Por ejemplo la obsesión con los gadgets. Es una de esas obras  de ciencia ficción en las que cada cinco páginas hay que exhibir algún invento descabellado. Los ojos postizos que sirven de mcguffin son el principal, pero ya en los primeros capítulos nos encontramos con unos zapatos-cohete, pistolas avispa, un eliminador de recuerdos y otros cachivaches que parecen salidos de una película de James Bond. La mayoría son totalmente innecesarios y lastran la “suspensión de incredulidad”, están ahí por que esto es una novela de ciencia ficción y en aquel momento de su carrera Bob Shaw pensaba que tenía que demostrarlo continuamente.

Por lo demás, la ambientación resulta arcaica hasta para su época. Publicada en 1967, salvo por las naves espaciales y alguna otra cosa, todo encajaría fácilmente con la ambientación de película clásica de cine negro americano o uno de los thrillers de Alfred Hitchcock y lo digo para constatarlo, en sí no es ningún defecto De hecho, yo personalmente le encuentro su encanto a este tipo de ambientación, tan habitual en las viejas historias de ciencia ficción.

Lo que si resulta un defecto es la escasa caracterización de los personajes. El malo es muy malo y muy sádico, un villano de opereta. La historia de amor es absolutamente increíble, todo ocurre demasiado rápido, sin que los personajes se conozcan realmente. Me parece imposible que los puntos de vista de la chica pudieran cambiar tan deprisa. En el caso del héroe, Tallon, hay una explicación subconsciente, así que podría resultar más creíble. Es con diferencia el personaje mas logrado de la novela, un científico o ingeniero al que una tragedia personal impelió a vagabundear, hasta acabar recalando en los servicios secretos. Dista mucho de ser un héroe entregado, los objetivos políticos de su patria le son indiferentes y los mira incluso con escepticismo. Básicamente intenta sobrevivir. Estos matices, a pesar de todo, no logran alejarlo demasiado de un súper hombre henleiano o vangotiano.

Lo que si que resulta increíble es la suma facilidad con la que se mueve con su invento, o con un simple sonar, que harían la envidia del mismísimo Matt Murdock.

En fin, con sus pequeños defectos, una atractiva historia de aventuras. A destacar, en lo positivo, el escalofriante interrogatorio con el eliminador de recuerdos de por medio y en lo negativo, el final, con la madre de todos los “deux ex machina” que no por habitual en aquellos tiempos resulta menos rebuscado e improvisado.

Comentarios

  1. ¡Qué recuerdos me trae esta novela! Fue mi primera lectura de ciencia ficción "de autor", tendría unos 13 años...

    La releí hace unos años y coincido bastante tu reseña.

    Un saludo.

    Carlex.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

“El fin de la muerte” de Cixin Liu

“El despertar del leviatán” de James S. A. Corey

“El problema de los tres cuerpos” de Liu Cixin