“Space brothers” de Chuya Koyama





Vamos a hablar de cómics, más específicamente de manga. Durante los últimos dos años he andado leyendo esta obra (en inglés por supuesto, ya que no se ha publicado en España) El nombre del autor está mal escrito, pero soy incapaz de encontrar el carácter de la u con esa especie de barra encima que debe llevar.

No sé si calificar este manga como de “ciencia ficción”. Transcurre en un futuro tan cercano que ya está sólo a siete años. La tecnología y la ambientación de la serie son indistinguibles de la del mundo actual. Quizá lo único que diferencia el mundo de “Space brothers” del nuestro, es que, en el manga, la humanidad no ha perdido la pasión por la exploración espacial. Los despliegues de los medios de comunicación alrededor de los lanzamientos y de los propios astronautas parecen más dignos de la época del programa Apolo que de la actual y, en determinado momento un personaje dice algo así: “En el mundo actual, ya sólo quedan dos clases de héroes, los futbolistas y los astronautas”.

El 9 de Julio del 2006, el mismo día que Zidane propinó un cabezazo al italiano Materazzi, el niño Namba Mutta y su hermano pequeño Hibito, creen ver un OVNI volando hacia la luna. Los dos hechos tendrán una gran importancia en la vida de Mutta. El avistamiento del OVNI insuflará a la pareja la pasión por el espacio y la astronáutica. Diecinueve años después, en el 2025, Hibito está a punto de convertirse en el primer japonés en pisar la luna, mientras que Mutta es un ingeniero automovilístico que parece haber renunciado a sus sueños infantiles de convertirse en astronauta. Sin embargo, cuando es despedido de su trabajo, después de propinar un cabezazo a su jefe porque esté osó meterse con su hermano pequeño, decide inscribirse en el programa de entrenamiento de la JAXA.

¿Habéis visto alguna vez uno de esos animes deportivos o de artes marciales en los que el protagonista se pasa la vida entrenando y entrenando? Pues “Space brothers” es algo muy parecido, sólo que los protagonistas entrenan y entrenan, no para llegar a ser el hombre más fuerte del mundo, sino para convertirse en astronautas. Protagonistas, en plural, porque aunque Namba Mutta es el personaje que más capítulos protagoniza, el reparto se va extendiendo y abarca cada vez más y más personajes. Hibito (cuyo aspecto físico no deja de recordarme a Tintín),
 
 
 
sus compañeros de promoción, Kenji, padre de familia, que no tarda en convertirse en su mejor amigo, la guapa Serika, cuya ambición es trabajar en la obsoleta estación internacional y de la que Mutta está perdidamente enamorado, otros aspirantes a astronautas, astronautas veteranos, ingenieros, instructores, regentes de bares y cualquier pariente y amigo de los anteriores se van incorporando progresivamente.

No se puede decir que sea un manga trepidante (a Mutta le llevará bastante más de doscientos capítulos salir al espacio) Es conveniente leerse varios capítulos seguidos cada vez, porque en uno sólo no suele pasar mucho. Un montón de capítulos suelen consistir en el proceso que le lleva a un personaje tomar una decisión, ver las cosas desde un punto de vista diferente o tener algún tipo de revelación, eso sí, todo muy bien contado, aunque algunos mecanismos de guión terminan volviéndose repetitivos (flashback del pasado, generalmente la infancia, regresamos al presente en el que el personaje de turno se ve en una disyuntiva, nuevo flashback en el que se hace ya evidente el paralelismo entre la situación del pasado y la actual, regreso al presente, el protagonista toma la decisión contraria a la que se esperaba de él y lo justifica con alguna referencia a ese pasado, que sólo conoce el lector. Cuantas veces habré visto esto …)

También es atrozmente sentimental, es una serie basada más en los sentimientos que en la acción y algunos lectores pueden objetar que se esquiven demasiado los aspectos técnicos, mientras que las pruebas a las que se enfrentan Namba Mutta y sus compañeros se parecen más a yincanas para fomentar el trabajo en equipo que a la preparación de un astronauta. También podrían objetar que las reflexiones y revelaciones de los protagonistas, parecen sacadas de un manual de auto-ayuda o una galleta de la fortuna.

Estaba tan preocupado por acertar con la decisión que querían mis examinadores que las dudas me incapacitaban para actuar. Esto duró hasta que decidí concentrarme en extraer las mejor preparación posible de mi entrenamiento y despreocuparme de lo que opinaran mis profesores

Cosas así.

Por otro lado, los personajes son muy buenos, todos destilan humanidad, a veces exacerbada, empezando por el inolvidable Mutta, inseguro metepatas con corazón de oro y flor en el culo, al que es imposible no querer
 
y lo mismo ocurre con casi todos los demás. Locos soñadores, llenos de flaquezas, en pos de sus sueños imposibles.

Hay dos características que definen perfectamente a “Space brothers”. Una es el afán de superación personal. El manga es la crónica de la lucha diaria de los protagonistas por superar sus limitaciones y lograr sus sueños. Koyama parece decir que no hay sueño que no se pueda lograr, siempre que uno se esfuerce y trabaje como un descosido para lograrlo.

(Ya mencioné antes los libros de auto-ayuda)

La otra característica es la pasión por la astronáutica. Porque, en última instancia, eso es “Space brothers” una larga y apasionada oda de amor por la exploración espacial.
PD: Existe una serie de dibujos animados y una película de imagen real, del 2012. No he visto ninguna de las dos, pero sé que en la película hay un cameo de Buzz Aldrin, interpretándose a sí mismo. Para aquellos que quieran echarle un vistazo, dejo este enlace aquí
 

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