"Ciudad Permutación" de Greg Egan
Esta nueva entrega de la así llamada trilogía solipsista supone un cambio en lo que estaba acostumbrado a leer de Grez Egan. Aquí abandona la narración en primera persona que caracterizaba sus relatos y “El instante Aleph”, y adopta además el multiperspectivismo.
No puedo decir que sea un cambio bienvenido. Era un registro en el que Egan se encontraba cómodo y que dominaba fácilmente. Desprovisto de ella la narración se hace mas fría. En contra de lo que suele decirse, encontraba fácil empatizar con sus narradores, muchos de ellos me parecían muy humanos. Parte de ello se ha perdido.
La novela comienza con una serie de experimentos a los que es sometida una copia software de una persona humana. En un ser humano de carne y hueso, los estados psíquicos o las configuraciones neurológicas se suceden unos a otros sin solución de continuidad. En el caso de una copia software eso no puede ser así, puesto que un ordenador no puede ejecutar mas que una instrucción por ciclo de máquina, a la fuerza han de ser discretos, en cada ciclo de ejecución han de reconstruirse con la información que dejó grabado el anterior y dejar lista la del siguiente. Durante los experimentos se procede a aumentar el tiempo del ciclo, a hacer correr el programa que es la persona entre grabaciones de diferentes estados no secuenciales en el tiempo y finalmente a hacer todos eso junto, pero con además las diferentes partes del programa distribuidas por todo el mundo, todo ello sin que nunca tenga ningún efecto en la visión subjetiva del mundo que tiene el programa.
Los experimentos son similares y monótonos, pero tienen una función en la historia, al final de ellos la copia, (y ese concepto se volverá muy cuestionable a lo largo de la narración) la conclusión de que el algoritmo, la estructura que es su personalidad es tan consistente que es capaz de encontrarse y organizarse a partir de números aleatorios repartidos al azar por el tiempo y el espacio. ¿Y que es el universo sino una interpretación de números aleatorios distribuidos por el tiempo y el espacio? Según esta revelación, otros universos pueden coexistir con el nuestro, pues no son mas que diferentes interpretaciones de la misma materia prima, siempre y cuando su estructura sea lo suficientemente consistente. A esto se refieren como teoría del polvo, aunque porque lo que veo, estrictamente hablando estas es un modelo de la conciencia.
O al menos eso he entendido. Como siempre, impresiona la longitud de miras de Greg Egan y lo ambicioso de su imaginación. Entonces surge el proyecto de crear un universo para copias software de personalidad de millonarios, para ello basta con ejecutar un programa que simula un androide autoreplicante Von Newman (estoy hablando de una estructura matemática que puede ejecutar cualquier algoritmo como una maquina de Turing, pero que además puede reproducirse), que simula el comportamiento de los ordenadores que ejecutarían el universo de las copias. Solo hay que tenerlo en funcionamiento un rato, y la coherencia de sus estructura organizará el polvo y creará su propio universo en continua expansión por eso se reproducen los autómatas).
Por motivos poco claros, mas allá de las necesidades narrativas, en este universo incluyen un autoverso, una ejecución de un planeta alienigena basado en unas reglas simplificadas de la física (átomos indivisibles, ausencia de principio de incertidumbre), que evolucionará hasta crear vida inteligente, y en el clímax de la novela subvertir el universo de bolsillo creado (la ciudad permutación que da título a la novela).
Bueno creo que he espoileado bastante la novela. Los que hayan entendido todo lo anterior se habrán percatado de que se trata de ciencia ficción de la buena, con una carga especulativa muy importante, aunque tenga mis dudas sobre su credibilidad, y nunca se podrá decir que nadie haya perdido el tiempo leyéndola. Sin embargo, como novela no acaba de funcionar bien.
Fuera de la exposición de sus tesis y reflexiones, la novela no acaba de tener un objetivo o un hilo conductor. Los distintos hilos argumentales no acaban de relacionarse entre ellos y son de dudosa eficacia. Así, la historia de los polizones, que tienen que afrontar la eternidad sin ser capaces de relacionarse con ninguno de los otros ocupantes del elíseo, Peer y Kate, me ha parecido conmovedora, y los cambios de personalidad autoinducidos que utiliza Peer para pasar el rato y las consecuencias finales de ello, fascinantes y un poco sobrecogedoras. Como sobrecogedora y escalofriante resulta la historia del millonario devorado por la culpabilidad y el purgatorio que crea para si mismo, hasta llegar al extremo de que la culpa y el dolor sean lo único que definan su personalidad.
Por el contrario Maria Deluca, la programadora de la semilla del mundo alienígena resulta mucho menos humana que las copias de ordenador (Vamos si hasta le da repelús el sexo por que es demasiado consciente de su función biológica), su obsesión por salvar a su madre no consiguen humanizarla ni volverla un personaje creíble. De Durhan no hablemos, a fin de cuentas llegado un momento hasta desaparecen los capítulos narrados desde su punto de vista, ignoro si porque eso eliminaría el suspense sobre sus intenciones o porque Egan sea incapaz de decidir como sería su visión del mundo.
El final parece apresurado, las cosas se van al garete tan deprisa que apenas hay tiempo de inquietarse, como si una vez expuestas sus teorías el autor hubiera perdido el interés en lo que narra, pocas veces he visto un desastre menos emocionante o aterrador, a pesar de que contenga carreras y heroicidades de última hora como mandan los cánones.
Resumiendo, una novela interesante por los temas y las ideas que trata, pero no como novela, como tal resulta una ficción mas bien fallida.
Coincido con la crítica en que como pieza narrativa es muy mejorable, pero a mi modo de ver la novela tiene una capacidad de provocar fascinación e inspiración única, y por esto, junto a lo riguroso y profundo de los planteamientos científicos de base, me parece una de los textos de ciencia ficción que más me han impresionado.
ResponderEliminarAbsolutamente recomendable pero solo para cierto tipo de lector.
Encantado de verte por aquí, Leygonier. Si, es un texto de ciencia ficción impresionante.
Eliminar