Detective de ficción


Hacía mucho que no ponía un post de divagaciones. Allí van:

Después de tantos años vividos, viendo películas y series de televisión, leyendo libros y cómics, uno ha desarrollado cierta habilidad para desentrañar las tramas policíacas, que me propongo compartir con mis sufridos, y escasos, lectores. Así que vamos a listar una serie de métodos que permiten descubrir al asesino en el noventa por ciento de los casos. Dichos métodos no son aplicables a la vida real, porque se basan en las reglas que rigen los universos ficticios, que no son las mismas que las de la realidad.

El método Mike Hammer. Llamado así porque lo desarrollé durante mi infancia viendo episodios de la serie protagonizada por Stacy Keach. Puede definirse como "El asesino es el único sospechoso"

Parece una obviedad, pero resuelve mas del cincuenta por ciento de los casos, y todos los de aquella serie de televisión, cuyos episodios siempre empezaban con el asesinato de un amigo de su gafado protagonista. Podríamos expandirlo a algo así: el asesino es aquel personaje que no pinta absolutamente nada en la historia, a menos que al final resulte que es el asesino. Suele ser un tipo que presentan al principio de la historia, tiene un par de apariciones e intercambia algunas frases con el detective y no hace nada mas. La investigación descubrirá morbosos secretos sobre el resto de los sospechosos, a los que llegaremos a conocer muy bien, y sobre la víctima, pero sobre este personaje no, sus conversaciones son irrelevantes y podrían ser eliminadas del metraje sin afectar al desarrollo dramático. Es un personaje colocado para que sea el asesino y esa es su única finalidad.

El método del dato irrelevante: Ya adulto, hubo una temporada en la que volvía a casa del trabajo los viernes y mientras comía me tragaba el final de un capítulo de "Se ha escrito un crimen", que estaban viendo mis padres. Para mi sorpresa descubrí, que viendo solo los diez últimos minutos, puede ser muy fácil descubrir al asesino.

Justo antes de la escena final, una chica mona con la que está hablando la psicópata de Jessica Fletcher, recibe una llamada de teléfono, al parecer de los pintores que tienen manga por hombro su casa. !TACHAM!!! !Está tía es la asesina! !No sé a quien ha matado, como lo ha hecho, ni porqué, pero esta tía es la asesina! ¿Que como lo sé? Porque en las películas y en las series de televisión, incluso en las malas, al contrario que en la vida real, y salvo que el guionista sea Tarantino, nunca se dice nada superfluo, todo lo que muestran obedece a alguna función. ¿Y que demonios nos importan las obras en casa de esta chica? !Absolutamente nada! Eso quiere decir que esta estúpida acaba de abrir la boca ante quien no debía, y, por culpa de esa información aparantemente inofensiva y trivial, acabará sus días en el corredor de la muerte (la serie es americana)

Podríamos formularlo como: "El asesino es aquel personaje que proporciona una pieza de información absurda e insignificante, cuya presencia en el guión solo puede deberse a que es la pista que permitirá atraparle".

El método del asesino llorón Desarrollado también visionando "Se ha escrito un crimen", este método necesita de un mayor conocimiento de la trama que el anterior. Se puede definir como "El asesino es aquel personaje que cuando se vea acorralada y confiese, proporcionará la escena mas conmovedora". Típicamente es un personaje que sentía un gran afecto por la víctima.

El asesino es.....el asesino Mas eficaz de lo que parece a simple vista. En muchas películas nos encontramos con el caso de que existe un personaje bastante repelente, enemigo acérrimo del pobre inocente que se ha convertido en sospechoso de asesinato, que hace todo lo posible por entorpecer la investigación, mentir, manipular, amenazar al detective protagonista, intentar matarlo... Además, todo parece girar alrededor suyo, todos los trapos sucios que la investigación desvela están relacionados con él, y los esqueletos que salen de sus armarios le pertenecen. Además, se le vió abandonando la escena del crimen pocos momentos después de que este sucediera. Al final, para incomprensible sorpresa de algún personaje secundario, se descubre que es el asesino. Parece tonto, pero este es un método muy eficaz.

La aplicación de cualquiera de estos métodos no chafará ninguna sopresa al espectador, porque, reconozcámoslo, solo sirven para historias muy poco sorprendentes. De todos modos, como aficionadillo menor a ellas, he de decir que personalmente prefiero la coherencia a la sorpresa. Las sorpresas son divertidas, pero para involucrarme en una historia tengo que creérmela, y eso significa que las cosas no pueden cambiar bruscamente. ¿Que el asesino es el asesino? Que se le va a hacer, si la alternativa es que algún personaje de repente se comporte de modo opuesto a todo lo que sabemos o se ha insinuado de él, o que de un plumazo alteren el pasado de todo lo que llevamos observados tendré que darlo por bueno.

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