“Mysterium” de Robert C. Wilson





El argumento de “Mysterium” es sencillo. En una base secreta de investigación de los estados unidos trastean con un objeto misterioso, tal vez procedente de un ovni. Como consecuencia, el pueblo cercano se ve trasladado a una tierra alternativa, en la que estados unidos es una republica en manos de extremistas religiosos de una curiosa variante del cristianismo.

“Mysterium” es una novela corta, cosa que normalmente agradezco, porque he llegado a odiar con toda mi alma los hinchados éxitos fabricados a la moda actual de mil páginas como mínimo. Sin embargo, en esta ocasión, he echado en falta algo más de desarrollo, tanto en los personajes como en las situaciones como en las ideas planteadas.

Empecemos por lo que no es. “Mysterium” no es una ucronía, pero se parece bastante a una ucronía. Dedica bastante tiempo a describir como es ese mundo alternativo, o al menos como están organizados política y geográficamente los estados unidos y un poquito de Europa, pero no lo hace con el detalle exhaustivo que podría haber dado lugar a un tochazo, cosa que si que agradezco porque no soy fan de las ucronías. El punto de corte, en el que su historia empieza a diferenciarse de la nuestra, situado al parecer en algún momento al comienzo del cristianismo, nunca llega establecerse, lo que tampoco tiene mayor importancia. Es sólo, que el mundo en que transcurre la acción resulta poco trabajado, es un esbozo, no un cuadro terminado.

“Mysterium” tampoco es la típica historia de Robert C. Wilson sobre un hecho inusitado que transforma al mundo y afectan esos cambios a un grupo de personas. Esto parece más difícil de defender, dada la sinopsis que he puesto al comienzo, parece que es justamente eso. Empieza así, tenemos uno o dos capítulos muy buenos, con los habitantes del pueblo dándose cuenta de que algo ha pasado, y un auténtico momento twilight zone ante una carretera cortada. Pero Wilson hace trampa, en ese momento justo, la narración da un salto temporal al futuro. Resultado de esta política de hechos consumados, es que nunca llegamos a ver el primer contacto con los habitantes de este mundo paralelo, ni como evolucionan las relaciones con este gobierno ultra religioso. Una elipsis y por fin parece que Wilson puede empezar a contarnos lo que realmente quiere.

Y al parecer lo que nos quería contar era una historia sobre la vida en una población ocupada militarmente, pero la elipsis nos ha vuelto a traicionar. En vez de mostrarnos lo que lleva a unos personajes a convertirse en colaboradores y a otros en resistentes, nos lo cuenta, mediante monólogos en tercera persona en que reflexionan sobre lo ocurrido. Es un recurso que permite a la trama avanzar más deprisa, pero que produce la sensación de esta viendo instantáneas de una película en vez de la película completa.

Robert C. Wilson es un gran narrador y el interés no decae. Muchos momentos son muy emocionantes, aunque la elección de lo que decide contar en sus páginas es, como poco, cuestionable. Ejemplo: ¿era necesario dedicar tantas páginas a los esfuerzos de los protagonistas por conseguir un escáner? Es uno de los momentos de mayor suspense del libro, pero dado lo corto que éste es, parece exagerado. Lo mismo ocurre con los capítulos dedicados a algún personaje que sólo aparece dos veces, una para presentarlo y otra porque aportará el punto de vista en un momento clave. En un novelón es algo comprensible, pero, en una novela corta, ¿era necesaria tan larga presentación? ¿Era necesario el personaje, ya puestos?

Los personajes no están mal, pero están un poco estereotipados, por ejemplo, recurre de nuevo al trauma para justificar la personalidad de uno de ellos, lo que le da un cierto aire de telefilme de sobremesa. Cuando evolucionan, su evolución resulta muy brusca y forzada, por lo que no llega a ser creíble.

Ojeando por Internet, he visto que esta novela se suele considerar como un trabajo primerizo. No sé que decir, es lo que parece, pero ya llevaba unas cuentas obras publicadas por aquel entonces, que duermen el sueño de los justos en castellano, como toda la obra de Wilson posterior a “Spin”.

En fin, no quiero dar una imagen demasiado negativa. No deja de ser una obra escrita con oficio, fácil de leer, emocionante y con algunas buenas ideas, aunque todas ellas poco desarrolladas y un tanto desperdiciadas.

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