Placeres culpables



Como hoy no tengo mucho que contar, me ha dado por hacer un ejercicio de narcisismo y listar algunos de los autores que no suelen pasar por aquí, aunque los lea habitualmente, por falta de tiempo o sentido del ridículo, el tipo de autores que normalmente uno no va contando por ahí que lee, pero con los que sin embargo pasa un buen rato.

-         Joan Manuel Gisbert. Es probable que el primer libro que leyera fuese “Escenarios fantásticos”. El sentido de la maravilla que desbordaba me afectó de tal modo que es posible que sea la causa de que contrajera mi pasión por la lectura. Curiosamente, el resto de su obra no es tan exuberante, pero, como moneda de cambio, hay en ella una capacidad de intriga y un sentido del ritmo insuperables. Además, en cada obra suya suele haber un momento de esos que llaman por ahí “efecto atiza”, genial. A pesar de lo esquemáticos que puedan ser sus personajes, pocos autores me enganchan tanto y es la razón de que cada cierto tiempo revise la sección infantil de la biblioteca de la puerta de Toledo, a ver si me encuentro algún libro suyo (ya tengo unos cuantos en mi casa). Lo malo es que en este mundo en que vivimos, reconocer que se es un cuarentón que todavía lee libros para niños o adolescentes está un poco mal visto, a menos que se trate de grandes éxitos, como las obras de J.K. Rowling y Laura Gallego. Un auténtico narrador nato.

-         Robert E. Howard. Si hablamos de narradores natos, hay que referirse al escritor texano, puesto que jamás oí esa expresión hasta que empecé a leer sobre él. No soy un gran fan de Conan, sospecho que por la abominable intromisión de L Sprague de Camp, pero si lo soy de Solomon Kane, de sus historias de miedo y de muuchos de sus relatos. Cierto que las partes en las que describe lo fuertes y guapos que son sus héroes chirrian un poco, que sus argumentos son a veces muy simples, que definirle como racista no es una opinión, es un hecho. El tema del machismo, en cambio, es mucho más discutible, a veces parece todo lo contrario. ¿Alguien duda de que Agnes de Castiglione era una feminista radical? Pese a sus defectos, hay que ver lo que cuesta soltar un relato suyo hasta que se acaba. Reivindicado e idolatrado por muchos, no puede negarse que había en él una chispa de genio. La razón por la que suelo ignorarlo es que el ritmo de publicación de sus obras es agotador, si le reseñara, me pasaría la vida reseñándole, aunque he de decir que ahora mismo me estoy dando un descanso, pues hubo un momento en mi vida en que parecía que no hacia otra cosa mas que leerle. 

-         Dan Abnett: Con la trilogía de la inquisición de Ian Watson adquirí una profunda fascinación por el universo de Warhammer 40K, esa especie de edad media del futuro, donde todos los humanos son unos fanáticos religiosos, los demonios son reales y la humanidad vive acosada por todo tipo de amenazas. Entre sus autores destaca el también guionista de cómics Dan Abnett, al menos en cantidad. Durante mucho tiempo estuve totalmente enganchado a la interminable saga de “Los fantasmas de Gaunt”, en la que, por cierto, los protagonistas son soldados normales en vez de súper cyborgs de tres metros. Abnett escribe escenas de acción tan largas que pueden llegar a aburrir. Cuando empieza una batalla, es mejor no interrumpir la lectura hasta que se acabe, porque si no pierdes el hilo y por supuesto hay muchas batallas, algunas de ellas muy emocionantes. En esta serie se comporta como un gran guionista, aunque cada novela es auto conclusiva y suele terminar con una victoria, como en una serie de televisión, hay tramas o subargumentos que cabalgan a lo largo de ellas. Aunque parezca mentira, pone el acento en los personajes, que, por bien tópicos que sean, están muy bien definidos y a veces sus diálogos son brillantes. Puesto que Timún Mas ha dejado de publicar novelas de esta franquicia, me temo que nunca sabré si esta saga llegará a terminarse algún día. Puede que Dan Abnett sea un mediocre escritor, pero en esta saga se revela como un gran guionista, mejor que en sus cómics, que no son malos. 

-         L. Ron Hubbard: ¿Joan Manuel Gisbert? ¿Dan Abnett? Eso son pecadillos sin importancia, esto si que es grave y vergonzoso, y me temo que al incluir este nombre aquí estoy destrozando todo el respeto que alguien pudiera tener por mis opiniones. El caso es que yo me leí “Campo de batalla: la tierra”, tanto el volumen 1 como el 2 y lo pasé bastante bien. Vale la película es una mierda. La ciencia que aparece es ridícula, los personajes no se sostienen, el estilo carece por completo de interés, las últimas cien páginas de la segunda parte son un coñazo y lo que hacen durante la mayor parte de la primera, es planear, planear y planear. ¿Qué puedo decir? Me encantan las historias de fugas de cárceles, de atracos perfectos y de operaciones de comandos planificadas al milímetro, así que supongo que disfruto viendo como la gente planea. Eso hace que cuando los planes se ponen en ejecución resulten más emocionantes. El final del volumen 1 y gran parte del volumen 2 me resultaron vibrantes y entretenidos y me dejaron con ganas de leer algo mas, quizá alguna de sus historias de miedo. Si no lo he hecho, ha sido porque mi tiempo es limitado y hay muchos mas autores a los que tengo ganas de leer y a los que otorgo más prioridad. Puesto que no lo leo habitualmente, supongo que no debería haberlo incluido, pero era mi más terrible secreto y, si algún lector había llegado hasta aquí, se merecía una revelación golosa.

Bueno, esta ha sido una breve lista de algunos de mis placeres culpables. Animo a los lectores a que se acepten a si mismos, salgan del armario y escriban sus propias listas.

Comentarios

  1. Jo, jo... yo debo decir que una temporada aciaga leí bastante de Lucía Etxebarría. Y hasta aquí puedo contar!

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