Plan para la inmortalidad

Entre mis compras compulsivas y las nuevas tecnologías se están poniendo a mi alcance una variedad sorprendente de libros que de otro modo solo encontraría en tiendas de segunda mano y bibliotecas. Ante esta avalancha de oportunidades, lo difícil no es conseguir obras que te interesen, si no encontrar el tiempo para leerlas. Y organizarse.

Así, a bote pronto, antes de morir, me gustaría poder leer las obras que he encontrado por ahí de Stanislaw Lem, Arthur C. Clarke, Frederik Pohl, Robert Silverberg, Theodore Sturgeon, Harry Harrison, Roger Zelazny, Úrsula K. Le Guin, Phillip K. Dick y Tim Powers. Pero también profundizar en la obra de Stephen Baxter, Cliffor D. Simak, John Brunner, James Tiptree Jr, Henry Kuttner, Kevin O'donnel, Keith Laumer, Robert L. Forward, Nancy Kress, George R.R. Martin y la ficción de Fred Hoyle. Dar una oportunidad a Olaf Stapleton y a William Gibson y ¿porqué no? a Robert A. Henlein, a ver si termino de encontrarle la maestría narrativa que algunos le atribuyen, pero que yo jamás he encontrado.

Pero también a Lord Dunsany, a Abraham Merritt, Clark Ashton Smith, Mervin Peake, Fritz Leiber, Michael Moorcock, Terry Pratchet, Joe Abercrombie y Brandon Sanderson.

Pero también a Richard Matheson, Lisa Tutle, Clive Barker, Ramsey Campbell, algo de Stephen King y las obras que me quedan de William Hodgson.

Pero también Dashiell Hammett, los relatos de Raymond Chandler y su novela de fantasmas, Lawrence Block, Dennis Lehane, Patricia Highsmith y John le Carré.

Pero no hay que olvidar a Robert Louis Stevenson, a Joseph Conrad, Jack London, Ambrose Bierce y Guy Maupassant. Algo de Walter Scott y de Arthur Conan Doyle. Echarle un ojo a Patrick O'brian, a ver que tal y no perder de vista a Bernard Cornwell, aunque empiece a cansarme. Y recuperar, tal vez, a Arturo Pérez Reverte y a Rosa Montero.

Además de ponerme a leer a todos esos fantásticos autores españoles que me compro, pero, por un motivo u otro, pasa el tiempo sin que me ponga a leer sus obras, como Javier Negrete, Víctor Conde, Rafael Marín, Gabriel Bermúdez Castillo y Rodolfo Martínez (suspiro, no puedo creer la de tiempo que ha pasado desde "El adepto de la reina", sin emprender la lectura de sus continuaciones) A los que hay que añadir a Ángel Torres Quesada y Juan Antonio Fernandez Madrigal (a quién no he catado aún)

Todo esto sin perder de vista las novedades, ni de dejar de sacrificar cabras y gallinas para que alguna se publique en España "Existence" de David Brin, o nuevas obras de Robert Charles Wilson y Alastair Reynolds. Y mientras tanto, perfeccionar mi inglés.

Todo es fácil. Lo único que tengo que hacer es vivir un millón de años.

PD: Éste ha sido uno de esos post auto complacientes que escribo para que la gente no se olvide de mi blog, cuando no tengo nada que reseñar, porque estoy leyendo un libro muy largo y no ha pasado nada digno de mencionar en la frikiesfera.

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