“Las aventuras de un cadáver” de Robert Louis Stevenson


Curiosidad cómica, enredo, vodevil, todos ellos son apelativos que podrían darse a esta novelita. Tras un accidente de ferrocarril, las condiciones de una herencia y una confusión de identidades hacen que una pareja de hermanos intenten deshacerse de un cadáver que ha quedado irreconocible, empezando un juego de casualidades y coincidencias en el que el cuerpo va pasando de casa en casa, a la vez que sus dueños se apresuran a intentar librarse de él, sin plantearse siquiera llamar a la policía.
 
Todo en esta novela es exagerado. Los personajes son cómicos y en ocasiones su comportamiento no tiene mucho sentido, el recurso a las coincidencias, no es que sea inverosímil, es que es absolutamente increíble y el narrador se permite alguna pirulas léxico-sintácticas de aúpa. Y sin embargo, funciona. El lector se divierte con los apuros de los personajes y con sus rarezas y acaba cogiéndolos cariño. Una vez concluida la presentación de los mismos y entrados en faena es muy difícil soltar el libro. La narración avanza como un buque bien dirigido, a pesar de lo revuelto del cauce que sigue, a lo que sin duda contribuye su brevedad. Puede que el lector moderno no suelte grandes carcajadas, pero sin duda que tendrá una buena sonrisa plantada en la cara mientras dure su lectura.

Sin duda, al escribir “Las aventuras de un cadáver” Robert Louis Stevenson no se propuso más que hacer pasar un rato divertido al lector y vive Dios que lo consiguió.

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