"Piscis de Zhintra” de Víctor Conde
En estas fechas tan señaladas, lo normal sería postear algún texto repleto de deseos de felicidad y buenos propósitos para el año que está a punto de empezar. Pues no va a ser posible. Las navidades son unos días mágicos… cuando eres niño. En cuanto entras en la edad adulta y pasas de ser espectador a organizador y ayudante de rey mago, se convierten en unos días agotadores y tediosos, así que mientras suspiro por el restablecimiento de mi rutina, intentaré abstraerme del espíritu navideño haciendo, si no lo que mejor se me da, si lo que hago mas a menudo, reseñar un libro.
El libro elegido ha sido “Piscis de Zhintra” extraído de la cada vez más inmensa pila de libros de Víctor Conde comprados, pero que nunca me he puesto a leer. Obra primeriza de este autor ya veterano. Narra las aventuras de una heroína intergaláctica, una replicante creada como juguete sexual, rebelada contra sus amos, que, acompañada por una gatita, recorre el vacío del espacio abordo de una supernave espacial, regida por una inteligencia artificial contestona.
(Ni la nave, ni la IA, ni la gata salen apenas en esta entrega de las aventuras de Piscis de Zhintra)
Poco más se puede decir del argumento, algo confuso. Piscis va corriendo de un lado a otro, a menudo sin que el motivo esté muy claro, tratando de recuperar su súper nave, mientras un montón de enemigos la persiguen. Entre peripecia y peripecia, Víctor Conde se las arregla para realizar una cierta crítica a la obsesión imperante con los programas de entretenimiento que distribuyen las cadenas de televisión, a la que hoy día habría que añadir el canal alternativo de internet y a la baja calidad y la falta de verosimilitud de los mismos.
“Piscis de Zhintra” sería fácil de criticar injustamente. Para empezar se trata de una novela orientada a un público juvenil, lo que no excusa para el mal hacer, pero los defectos más evidentes, la superficialidad o lo estereotipado de los personajes, la mofa a la que somete las leyes de la física, la absoluta inverosimilitud de todo lo que se cuenta, incluso tratándose de literatura fantástica, los giros argumentales absurdos… Todo eso supuestos fallos, son intencionados.
“Piscis de Zhintra” circula por la delgada línea que separa la parodia del homenaje. Los referentes que despierta en mí, que no tienen porque estar en la cabeza del autor, son más televisivos que literarios. Me recuerda algunos capítulos de “Farscape”, “Andrómeda” o incluso el “Doctor Who”, todo es muy acelerado y muy loco, subordinándose a la acción cualquier otra consideración. Es un divertimento divertido, no apto para todos los paladares, sino sólo para los que estén dispuestos a entrar en el juego que propone, que requiere del lector el esfuerzo de suspender su propia incredulidad, a niveles de una profundidad inusitada. Deben abstenerse aquellos a los que hacerlo les parezca rebajar su nivel de exigencia.
Eso sí, lo que no es de recibo es como se presentan los lloriqueos y los ataques de histeria como algo consustancial al sexo femenino.
Para terminar, supongo que debería desear a mis lectores un feliz año. Que así sea. Feliz año 2018 a todos. Supongo.
El libro elegido ha sido “Piscis de Zhintra” extraído de la cada vez más inmensa pila de libros de Víctor Conde comprados, pero que nunca me he puesto a leer. Obra primeriza de este autor ya veterano. Narra las aventuras de una heroína intergaláctica, una replicante creada como juguete sexual, rebelada contra sus amos, que, acompañada por una gatita, recorre el vacío del espacio abordo de una supernave espacial, regida por una inteligencia artificial contestona.
(Ni la nave, ni la IA, ni la gata salen apenas en esta entrega de las aventuras de Piscis de Zhintra)
Poco más se puede decir del argumento, algo confuso. Piscis va corriendo de un lado a otro, a menudo sin que el motivo esté muy claro, tratando de recuperar su súper nave, mientras un montón de enemigos la persiguen. Entre peripecia y peripecia, Víctor Conde se las arregla para realizar una cierta crítica a la obsesión imperante con los programas de entretenimiento que distribuyen las cadenas de televisión, a la que hoy día habría que añadir el canal alternativo de internet y a la baja calidad y la falta de verosimilitud de los mismos.
“Piscis de Zhintra” sería fácil de criticar injustamente. Para empezar se trata de una novela orientada a un público juvenil, lo que no excusa para el mal hacer, pero los defectos más evidentes, la superficialidad o lo estereotipado de los personajes, la mofa a la que somete las leyes de la física, la absoluta inverosimilitud de todo lo que se cuenta, incluso tratándose de literatura fantástica, los giros argumentales absurdos… Todo eso supuestos fallos, son intencionados.
“Piscis de Zhintra” circula por la delgada línea que separa la parodia del homenaje. Los referentes que despierta en mí, que no tienen porque estar en la cabeza del autor, son más televisivos que literarios. Me recuerda algunos capítulos de “Farscape”, “Andrómeda” o incluso el “Doctor Who”, todo es muy acelerado y muy loco, subordinándose a la acción cualquier otra consideración. Es un divertimento divertido, no apto para todos los paladares, sino sólo para los que estén dispuestos a entrar en el juego que propone, que requiere del lector el esfuerzo de suspender su propia incredulidad, a niveles de una profundidad inusitada. Deben abstenerse aquellos a los que hacerlo les parezca rebajar su nivel de exigencia.
Eso sí, lo que no es de recibo es como se presentan los lloriqueos y los ataques de histeria como algo consustancial al sexo femenino.
Para terminar, supongo que debería desear a mis lectores un feliz año. Que así sea. Feliz año 2018 a todos. Supongo.
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