“Misión de gravedad” de Hal Clement.



El planeta Mesklin es muy grande y muy denso, tiene casi forma de disco y su rotación es tan rápida que os días duran 18 minutos. Su gravedad oscila entre 3 gravedades en el ecuador y 700 en los polos. Sus habitantes son una especie de orugas con pinzas de cangrejo, pequeñitos, pero inteligentes. A los habitantes de los polos, las altas gravedades les han inculcado un terrible miedo a caerse. No trepan a grandes alturas y desconocen las armas de proyectiles. El propio concepto de arrojar un objeto les resulta extraño. El capitán de un barco mercante y explorador, Barlennan es contratado por unos investigadores terrestres para que recupera una sonda perdida en las regiones del polo.

El grueso del libro es el viaje de Barlennan. Es un libro bastante corto.

“Misión de gravedad” es un pequeño clásico que cuenta con bastantes devotos entre los aficionados a la ciencia ficción de cierta edad, entre los que ya me cuento. Hal Clement, su autor, fue un pionero de la ciencia ficción “hard”, variante que me encanta. En 1998, Hal Clement fue galardonado con el premio Gran Maestro «por introducir la ciencia dura en la ciencia ficción».
Sin embargo, no puedo decir que el libro me haya entusiasmado. Las aventuras de Barlennan me resultan insulsas, terriblemente parecidas a esos folletines decimonónicos en los que los héroes occidentales se enfrentan una y otra vez a grupos de salvajes a los que vencen y ridiculizan gracias a su inteligencia superior y a algún artilugio tecnológico que impresiona cómicamente a los salvajes.

Es decir, el capitán Barlennan y su tripulación, jamás se enfrentan a un enemigo a su altura, a un auténtico reto, a algo que les haga sudar la gota gorda, si es que los mesklinitas sudan. Por cierto, que es fácil olvidar que son alienígenas, puesto que piensan y se comportan por completo como si seres humanos.

En resumen, sus aventuras no tienen emoción.

Por otro lado, el mundo que describe Clement es fascinante, pero lo describe de un modo tan esquemático que no transmite esa fascinación y, lo que es peor, no consigue hacerlo comprensible. Ya he dicho que la ciencia ficción dura, me encanta, pero el autor tiene que tener unos mínimos literarios para saber vendérmela. Clement es un gran constructor de mundos, pero un pésimo descriptor de los mismos. Cosa tan triste, tener una idea tan brillante y plasmarla de un modo tan mecánico y anodino. Pasa de una cosa a la siguiente sin preocuparse de que el lector las asimile. Aquellos que dijeron que "El marciano" parecía una compilación de problemas con sus soluciones, más que una novela, es que no han leído "Misión de gravedad".

Sin embargo, cuando parecía que mi desencuentro con la obra iba a ser total, llegó el penúltimo capítulo, que es tan bueno que me hizo olvidar todas mis quejas. El monólogo de Barlennan es para imprimirlo y enmarcarlo. Es un momento que redime la obra en mi recuerdo.

Comentarios

  1. Todavía le doy vueltas a porque demonios la canoa se hundió cuando aumentó la gravedad. Entiendo que el peso tiene que igualar al empuje y que al aumentar la gravedad aumenta el peso, pero me pierdo...

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  2. ¿Has leído Huevo de Dragón (yo sí)? Comentan que es la versión ultra-hard de Misión de Gravedad (que no he leído), y por lo que cuentas adolece para mi de defectos similares...

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    1. No, no he leído "Huevo de dragón". Forward es una de mis múltiples asignaturas pendientes, no sé que pensar de la pinta que tienen sus libros. Ahora que lo dices, me lo han aconsejado bastante, pero también se me han quejado de que puede resultar aburrido.

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