“Salir de fase” de José Antonio Cotrina
Este volumen se compone de dos
historias: “Mala racha” y “Salir de fase”. Las dos están ubicadas
en el mismo universo, y de hecho, una previsible sorpresa final las hermana,
por lo que podríamos decir que en el fondo son dos partes de una misma
historia.
La característica principal de
este universo es que los seres humanos son compilados nada más nacer y vertidos
en discos de identidad. Estos discos son la persona en esencia. Un individuo
puede tener varios cuerpos, dependiendo de su capacidad económica: cuerpos de
ocio, de trabajo, para el placer, cuerpos de todo tipo y pelaje que las
industrias genéticas ponen al alcance del consumidor.
Un detalle que me ha hecho
gracia, es que alternar entre cuerpos de diferente sexo es lo más normal del
mundo, de tal modo que todas las personas tienen nombres compuestos, formados
por uno masculino y otro femenino. El orden en que usan estos nombres
compuestos depende del género del cuerpo que estén usando y las normas de
cortesía obligan a usar los pronombres femeninos o masculinos ¡Incluso en sus
propios pensamientos!
La primera novela “Mala racha” cuenta las consecuencias que
tiene para Dorada James y sus conocidos el hallazgo sobre la superficie de Io
de un disco de identidad arcaico y mega protegido. No diré mucho más, para no
desvelar nada. El grupo de marginados protagonista, dos principalmente, pero no
hay que despreciar a los secundarios, se las apaña deprisa para hacerse un
huequito en nuestros corazones. Por desgracia, la evolución de la historia es
bastante previsible, las escenas de acción no tienen auténtica emoción y sobre
todo, el malo resulta muy poco creíble. Es un malo-malo, al que sólo le falta
reír de modo siniestro o dar grandes discursos explicando sus planes. Tal vez
esté hecho, y lo que Cotrina pretendiera fuera describir a un ser
deshumanizado, fascinante por la pureza de su maldad. De ser así, no lo
consiguió, parece más bien una parodia de supervillano.
Algunas explicaciones entre
innecesarias y farragosas le quitan potencia al desenlace, no por trágico y
desolador menos previsible. A pesar de algunos hallazgos brillantes de
ambientación, me ha parecido una obra fundamentalmente fallida, una buena idea
desperdiciada.
No ocurre así con “Salir de fase”, la más larga de las dos.
“Salir de fase” combina dos líneas
temporales, la que transcurre en el presente, en la que el protagonista acaba
de hacerse cargo de un cuerpo repleto de superarmas con el que pretende asesinar
al hombre más poderoso de la galaxia, y otra en la que se nos cuenta su vida,
desde el instante en que comenzó, cuando despertó en una habitación de un hotel
con todos sus recuerdos borrados.
Las dos tramas se complementan a
la perfección. Mientras Alexander Sara va encaminándose hacia su venganza, poco
a poco vamos sabiendo las causas de la misma a la vez que vamos conociendo el
universo en el que tiene lugar la acción. La sincronización entre ambas tramas
es genial, cada capítulo aporta su pequeña pieza de información, hace avanzar
la historia y te deja con ganas de saber más. La historia del protagonista
sirve para desarrollar ampliamente las implicaciones y consecuencias del cambio
de cuerpo. Hay mucha imaginación, gran sentido de la maravilla y algunas ideas
muy inquietantes, como inquietantes resultan también varios de los personajes,
aunque por desgracia no de tiempo a desarrollarlos.
Finalmente, las dos tramas
confluyen en un final muy emocionante, con alguna sorpresa pro medio, que se
mantiene a la altura de las expectativas. Si quisiera ponerle alguna pega a
esta impactante novelita, incidiría en que alguna escena de acción del final me
ha resultado algo innecesaria, pero es poca cosa.
“Mala racha” ganó el premio Alberto Magno
2000 y “Salir de fase”, el premio UPC 2000. Ambas son del mismo año. Es curioso,
ignoro cual de las dos escribiría primero, pero me hace pensar que no quedase
muy satisfecho con “Mala racha” en “Salir de fase” intentara abordar todas
las ideas que no tuvieron cabida en el relato original. Si “Mala racha” me pareció fallida, “Salir
de fase” me parece casi una obra maestra.
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