“Arena” de Víctor Conde









Segunda y última novela que Víctor Conde dedicó al personaje de Piscis de Zhintra, a pesar de que concluye con un fragmento de una hipotética continuación que nunca llegó a concretarse.

En esta ocasión, el infortunado rescate que realiza la heroína en una nave espacial recién atacada, la involucrará en las intrigas entre clanes de familias aristocráticas que compiten por los favores de las grandes empresas en unos bestiales juegos de gladiadores a gran escala, cuya estética recuerda un poco a las películas de Mad Max.

Víctor Conde prescinde casi por completo del sentido del humor que, en mi opinión, tan mal funcionaba en la novela anterior y, en general, se muestra algo más contenido que en ella, aunque se permite extravagancias como un planeta cúbico con una geología de lo más peculiar. “Arena” es más coherente y tiene más sentido que su predecesora, pero algunas de las tecnologías “mágicas” que resultan vitales para la trama requerirían de una mejor presentación. No se trata de que tenga que explicarlas con cuidado, esto no es ciencia ficción hard ni lo pretende, sino que de que no queda nada claro que se supone que son, aparte de un deux ex machine como la copa de un pino. También digo esto EN MI OPINIÓN. Por otro lado, los fragmentos oníricos, que transcurren en una especie de mundo paralelo tampoco me parece que funcionen bien. Su relación con lo que está ocurriendo tarda demasiado en hacerse evidente y no aportan mucho… hasta el epílogo, que es escalofriante.
Por lo demás, el desarrollo del relato sigue un crescendo más que correcto: engancha y va enganchando progresivamente más, hasta culminar en un desenlace espectacular y emocionante.

Creo ver en esta novelita el germen de futuras creaciones del autor (¿universos oníricos? ¿un demente al que una tecnología extraña convierte en un una máquina de matar imparable y feroz?)

Las reacciones de Piscis me resultan desconcertantes. A veces se comporta como una veterana que lleva a sus espaldas cientos de aventuras espaciales y otras como si fuera una niña de doce años. Pienso que esto puede ser algo intencionado, porque la contraportada nos indica que, en realidad ¡Piscis es una niña de doce años! Lo que vuelve todavía más horrible su ya de por si horrible pasado y todavía más terribles los ultrajes que sufre a lo largo de la obra.

La novela cumple con su objetivo principal, entretener y, aunque parece tratarse de un producto alimenticio, el autor logra imbuirle su personal toque característico. Debido a ello, gustará a los admiradores de Víctor Conde, mientras que sus detractores no la soportarán, aunque la aborrecerán menos que a “Piscis de Zhintra”.

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