“La otra sombra de la Tierra” de Robert Silverberg
Enigmático título e impactante portada, que poco tienen que ver con el contenido de esta antología de relatos.
Se ha dicho que las antologías son, forzosamente, irregulares. Siempre unos cuentos van a ser mejor que otros. Si su valor se mediera por el mejor de sus cuentos, diría que “La otra sombra de la Tierra” es una antología excelente. Con todo, es bastante recomendable, porque el contenido de sus relatos se mueve entre lo meramente entretenido y lo excelente. Y ser entretenido no es poco.
Los que considero excelentes son:
“Ver al hombre invisible”
Cuenta la historia de un hombre que es condenado por un delito muy poco definido, algo así como no ser lo bastante empático. Su pena consiste en llevar una marca en la frente que obliga a todas las demás personas a fingir que no existe. Escalofriante imaginar el tipo de sociedad que mantiene a la población tan aterrorizada como para participar de este castigo colectivo y en lo desmedido del castigo para una falta tan inocua, puesto que una apendicitis lo convierte en una sentencia de muerte. La soledad y el aislamiento son temas recurrentes a lo largo del volumen. Es un relato conmovedor, pero no puedo evitar quejarme de la falta de detalles en la evolución psicológica del protagonista. Pienso que hubiera sido más eficaz si Silverberg hubiera ido describiendo cuales son exactamente las pequeñas cosas nacidas de la convivencia, cuya ausencia acaba provocando el desplome del protagonista.
“El día en que desapareció el pasado”
Un terrorista vierten en el servicio de agua corriente de Nueva York un cóctel de drogas que provoca daños aleatorios en la memoria. Idea terriblemente impactante. La única pega al relato, es que es demasiado breve. Esta idea pedía una novela.
“La canción que cantó el zombie”
Interpretes de música fallecidos son reanimados para actuar en conciertos, en actuaciones técnicamente intachables, pero carentes de alma. Es una colaboración con Harlan Ellison. Si la cuento como suya, con esta historia he leído 5 de ese autor y en 3 de ellas se trata el tema de la eutanasia. Eso no quita que sea buena.
Un punto por debajo de la excelencia, se encuentra “Los colmillos de los árboles”, sobre un granjero que se ve en la necesidad de sacrificar a los animales que cría, a pesar de ser consciente de que tienen personalidades. Sumamente inquietante, aunque, para un lector moderno, lo más inquietante sea la fijación sexual del protagonista con su sobrina de quince años.
De entre los demás
“Moscas” cuenta la historia de un astronauta reconstruido por alienígenas que regresa a la Tierra, tema que Silverberg trató, de forma ligeramente más positiva en su novela “Espinas”. Casi es un relato de terror, pero me ha parecido más forzado.
“Hacia la estrella oscura” sorprendentemente irónico y con una carga de profunda mala leche, que, a pesar de todo, me parece que dice algo muy humano y poco agradable.
“El poder oculto” es otra reflexión sobre el aislamiento. Un hombre con poderes psíquicos tiene que vivir durante cinco años en un planeta en el que los psíquicos son condenados a la hoguera. Funciona bastante bien pero la conclusión y la justificación de la historia no acaban de convencerme.
“Ismael enamorado” un delfín enamorado de una humana. Creo que podría haber sido mucho mejor si el autor se lo hubiera tomado más en serio. Creo que Silverberg pretendía ser divertido y no le salió bien.
“Algo salvaje anda suelto”. Menciono en último lugar el primero de los relatos. Parece casi una historia de terror de los años cincuenta, con un monstruo extraterrestre suelto por la Tierra. Lo original es que el monstruo es un ser benevolente, llegado accidentalmente a nuestro planeta y todas las muertes que causa las provoca involuntariamente, al tratar de encontrar ayuda para volver a casa. Otra vez el tema del aislamiento y la soledad. Puro entretenimiento. Me gusta mucho la filosofía del cuento, pero siempre sospecharé que, a pesar del benevolente final, después de que el telón del relato cayera, el alienígena acabó en una mesa de vivisecciones.
El conjunto es bastante atractivo. No es la mejor antología del mundo, ni la mejor que haya leído. Ni siquiera es la mejor que he leído en, pongamos, los últimos diez años. Pero es una buena antología y un buen libro.
Se ha dicho que las antologías son, forzosamente, irregulares. Siempre unos cuentos van a ser mejor que otros. Si su valor se mediera por el mejor de sus cuentos, diría que “La otra sombra de la Tierra” es una antología excelente. Con todo, es bastante recomendable, porque el contenido de sus relatos se mueve entre lo meramente entretenido y lo excelente. Y ser entretenido no es poco.
Los que considero excelentes son:
“Ver al hombre invisible”
Cuenta la historia de un hombre que es condenado por un delito muy poco definido, algo así como no ser lo bastante empático. Su pena consiste en llevar una marca en la frente que obliga a todas las demás personas a fingir que no existe. Escalofriante imaginar el tipo de sociedad que mantiene a la población tan aterrorizada como para participar de este castigo colectivo y en lo desmedido del castigo para una falta tan inocua, puesto que una apendicitis lo convierte en una sentencia de muerte. La soledad y el aislamiento son temas recurrentes a lo largo del volumen. Es un relato conmovedor, pero no puedo evitar quejarme de la falta de detalles en la evolución psicológica del protagonista. Pienso que hubiera sido más eficaz si Silverberg hubiera ido describiendo cuales son exactamente las pequeñas cosas nacidas de la convivencia, cuya ausencia acaba provocando el desplome del protagonista.
“El día en que desapareció el pasado”
Un terrorista vierten en el servicio de agua corriente de Nueva York un cóctel de drogas que provoca daños aleatorios en la memoria. Idea terriblemente impactante. La única pega al relato, es que es demasiado breve. Esta idea pedía una novela.
“La canción que cantó el zombie”
Interpretes de música fallecidos son reanimados para actuar en conciertos, en actuaciones técnicamente intachables, pero carentes de alma. Es una colaboración con Harlan Ellison. Si la cuento como suya, con esta historia he leído 5 de ese autor y en 3 de ellas se trata el tema de la eutanasia. Eso no quita que sea buena.
Un punto por debajo de la excelencia, se encuentra “Los colmillos de los árboles”, sobre un granjero que se ve en la necesidad de sacrificar a los animales que cría, a pesar de ser consciente de que tienen personalidades. Sumamente inquietante, aunque, para un lector moderno, lo más inquietante sea la fijación sexual del protagonista con su sobrina de quince años.
De entre los demás
“Moscas” cuenta la historia de un astronauta reconstruido por alienígenas que regresa a la Tierra, tema que Silverberg trató, de forma ligeramente más positiva en su novela “Espinas”. Casi es un relato de terror, pero me ha parecido más forzado.
“Hacia la estrella oscura” sorprendentemente irónico y con una carga de profunda mala leche, que, a pesar de todo, me parece que dice algo muy humano y poco agradable.
“El poder oculto” es otra reflexión sobre el aislamiento. Un hombre con poderes psíquicos tiene que vivir durante cinco años en un planeta en el que los psíquicos son condenados a la hoguera. Funciona bastante bien pero la conclusión y la justificación de la historia no acaban de convencerme.
“Ismael enamorado” un delfín enamorado de una humana. Creo que podría haber sido mucho mejor si el autor se lo hubiera tomado más en serio. Creo que Silverberg pretendía ser divertido y no le salió bien.
“Algo salvaje anda suelto”. Menciono en último lugar el primero de los relatos. Parece casi una historia de terror de los años cincuenta, con un monstruo extraterrestre suelto por la Tierra. Lo original es que el monstruo es un ser benevolente, llegado accidentalmente a nuestro planeta y todas las muertes que causa las provoca involuntariamente, al tratar de encontrar ayuda para volver a casa. Otra vez el tema del aislamiento y la soledad. Puro entretenimiento. Me gusta mucho la filosofía del cuento, pero siempre sospecharé que, a pesar del benevolente final, después de que el telón del relato cayera, el alienígena acabó en una mesa de vivisecciones.
El conjunto es bastante atractivo. No es la mejor antología del mundo, ni la mejor que haya leído. Ni siquiera es la mejor que he leído en, pongamos, los últimos diez años. Pero es una buena antología y un buen libro.
Para ver al hombre invisible, esa es la historia que me impactó de pequeño, publicada en una sección de un revista ya fallecida que compraba mi padre... Sábado Gráfico se llamaba, y Carlo Fabretti el responsable de esa pequeña sección que me descubrió la CF y sus posibilidades. Joer cuanto tiempo ha pasado!
ResponderEliminarSaludos, Alberto. Me acordé de tu comentario cuando leí ese relato. No llegué a conocer esa revista. Es una historia impactante, si.
ResponderEliminarJoer, vaya abuelo cebolleta estoy hecho... no recordaba haberlo comentado ya!
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