“juegos de Capricornio” de Robert Silverberg



Si hay algo que admiro de Robert Silverberg es su habilidad narrativa. Silverberg siempre consigue que las páginas pasen con suma facilidad, sin importar lo que esté narrando. No importa de que se trate, como si dedica cuatro páginas a contar como el protagonista se hace el nudo de la corbata, sus páginas desfilan ante mis ojos con una facilidad pasmosa.

Eso era lo que pensaba, hasta ahora.

Por primera vez, un libro de Robert Silverberg se me ha atravesado y he estado a punto de abandonar su lectura durante casi la mitad. Se compone de siete relatos:

“Juegos de Capricornio” cuenta como una joven hipersexualizada acude a una fiesta, con la esperanza de conocer a un inmortal que comparta con ella el secreto de la vida eterna. Aún no sé que pretendía exactamente Silverberg con esta historia, pero lo que ha conseguido es aburrirme de mala manera.

“El salón de la fama de la Ciencia ficción” consiste en una serie de reflexiones sobre porque al protagonista le apasiona la ciencia ficción, intercalada con falsos fragmentos de historias de ciencia ficción que tal vez homenajeen a los orígenes pulp del género o tal vez no. Las reflexiones son retorcidas y pedantes y los homenajes no tienen interés, ni siquiera como parodia. Con lo que me apasiona la ciencia ficción, jamás pensé que hablar sobre ella pudiera ser tan aburrido.

“La señorita Found en una máquina del tiempo abandonada” va de … esto … pues ... no sé muy bien de que va. Una colección de planes de ciencia ficción o de villano de James Bond, para arreglar el mundo. Bien mirado, se parece mucho a “El salón de la fama de la Ciencia ficción” y no sólo figura en la misma antología, sino que lo hace justo a continuación. Llamarlo “relato” es un elogio que no se merece.

“Nave-hermana, estrella-hermana” Cuando parecía perdida toda esperanza, llega este RELATO sobre una nave espacial embarcada en un viaje de exploración, cuyo único enlace con la tierra es una telépata ciega que sólo se puede comunicar con su hermana gemela. Tal vez el final sea de un buen rollo un poco pueril, pero es un buen relato. Eso si, durante su lectura me salté todos los fragmentos que se refieren al juego del go. Acabé el libro gracias a él.

“Un mar de rostros” Un psicólogo se introduce en la mente de su paciente, dando lugar a todo tipo de secuencias oníricas absurdas. Deben de tener su público, a juzgar por lo mucho que aparecen en la literatura fantástica. Pierde su gracia en cuanto se entiende lo que está pasando. No es tan malo como la gente dice, pero muy bueno no es.

“El Dybbuk de Mazel Tov IV” Historia sobre una colonia judía en un planeta extraterrestre. La colonia está formada por una mayoría de judíos modernos y un pequeño grupo de ultra-ortodoxos. La historia nos cuenta la perplejidad y frustración de los primeros, cuando deben tratar con un fenómeno paranormal incomprensible, que si se ajusta a las creencias de los segundos. Aunque no se te cae la mandíbula por las carcajadas, su ironía es bastante disfrutable.

“Un pequeño burócrata” Mas bien una novela corta. Transcurre en un mundo superpoblado que se ha convertido en una gran ciudad que se extiende por toda la tierra firme disponible, dividido en innumerables distritos. Un sabotaje estropea la tecnología de la que depende uno de estos distritos, condenándolo a la catástrofe y un burócrata debe abandonarlo en busca de una solución. El mundo que describe es inquietante, porque se basa en tendencias presentes en el mundo actual, y está bien descrito. El pasaje en el que se describe como pasan la noche los sin techo es magistral. Sin embargo falla en lo principal: el argumento. La búsqueda del burócrata es un mcguffin demasiado evidente que se derrumba en su resolución.

O sea, que de 7 relatos sólo salvaría 3 y uno no por completo. Buscando por internet he visto que las reseñas de este libro no suelen ser muy positivas. Alguien se refirió a él como “Lo peor de Robert Silverberg”. Está considerado un compendio de los relatos que Silverberg escribió cuando se estaba quedando sin ideas y no sabía que hacer con su carrera. Sin ser tan tajante, puesto que tiene un puñado de relatos buenos, en lineas generales tengo que unirme a la opinión mayoritaria.

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