"Orpehus” de M. Braceli.
"ENDE era una galaxia muerta… y ni tan siquiera eso. Un mundo condenado, un último suspiro que ya duraba cuatrocientos años. Perséfone, la última estrella, describía una órbita suicida hacia Charybdis, el agujero negro."
La verdad es que es un comienzo muy bueno, muy evocador, aunque parece indicar un cierto desconocimiento de lo que son realmente los agujeros negros, si quieren saber a que me refiero, léanse: malaciencia doctor-who-el-agujero-negro-imposible, si yo no lo hubiera hecho, no estaría ahora haciéndome el listillo. En cualquier caso, hay que reconocer una cosa MOLA.
Pifias científicas aparte, por mas que sean vitales en la trama, esta agradable novela cuenta la historia de dos hermanos gemelos que se trasladan a una colonia, en un asteroide en órbita en torno a Perséfone. La verdad es qué es difícil contar algo mas sin destripar el argumento. Solo diré que, muy pronto, uno de los gemelos descubrirá que, como en tantas historias de ciencia ficción, las cosas no son lo que parecen y se verá arrastrado a una desesperada lucha por la supervivencia, que hay empresas todopoderosas que esconden terribles secretos, monstruos, escenarios gigantescos y una cantidad apabullante de referencias a la mitología griega.
"Orpehus" es una novela muy entretenida, con mucha acción y un gran sentido del ritmo, escrita con un estilo directo y sencillo. ¡Ay! , tal vez demasiado sencillo para mí.
En algún momento de mi vida, leí a alguien glosar las virtudes de las obras juveniles de Robert A. Henlein y lamentarse de que no se escribiera ciencia ficción para un público juvenil. Pues bien "Orpehus" entra directamente en esa categoría. Hay muchas cosas en ella que ocurren directamente porque si. Porque MOLAN. Eso no es que me la estropeen, pero hace que no consiga tomármela en serio: el origen de la energía limpia que es el principal activo de la malvada empresa todopoderosa, la necesidad de utilizar gemelos, la facilidad con la que desaparecen cantidades ingentes de gemelos de clase alta sin que llame la atención, los poderes de algunos protagonistas, así como sus transformaciones... En fin, digamos que hay muchas cosas, tanto de la trama como del escenario, que me han parecido cogidas por los pelos, que tienen su origen, no en la lógica interna de la narración, sino puramente en creatividad del autor.
Aunque, todo hay que decirlo, estas cosas no son mas improbables ni rebuscadas que los beneficios para la salud y la consciencia del consumo de excrementos de gigantescos gusanos alienígenas.
Une a ellas unos personajes tan simplificados como la narración y obtendrás una obra que no resulta adecuada para mi disfrute personal. He apreciado su ritmo y su sentido de la maravilla. Me ha encantado el modo en que introduce las referencias mitológicas, pero finalmente, me ha dejado indiferente. No he encontrado en ella nada especialmente destacable que recordar. Otra obra de consumo fácil que echarse al coleto, como "La huida del contrabandista", aunque Orpehus me ha haya resultado superior.
Como decía, no soy el público adecuado. Tengo el convencimiento de que, hace treinta años, habría amado esta novela con pasión.
Comentarios
Publicar un comentario