“Lo mejor de Robert Silverberg” de Robert Silverberg.

Esta antología se compone de una selección de relatos de Robert Silverberg, realizada por el mismo autor. Cada relato se complementa con unta introducción, también suya, en las que cuenta las circunstancias de su creación y sus intenciones al escribirlo. Para un estudioso de la obra de Silverberg, cosa que estoy muy lejos de ser, lo más interesante del libro es, de largo, esas introducciones.

Es difícil afirmar objetivamente que estos cuentos conformen lo mejor de la obra corta de Silverberg, aunque si dan una perspectiva de su carrera y su evolución literaria.

“Hacia el anochecer” es una historia sobre la dependencia de las ciudades de suministros del exterior, centrada en los esfuerzos del protagonista en no sucumbir al canibalismo. Como suena. Es un relato de un autor que todavía está un poco verde, de los primeros que escribió, del que el propio Silverberg parece avergonzarse, pero no es especialmente malo. Su construcción es más que decente, la única pega que le pondría es que la rapidez y facilidad con que la mayoría de la población abraza el canibalismo es poco creíble.

“Hombre cálido” trata sobre la irrupción de una especie de vampiro psíquico benevolente en una comunidad cerrada. No está mal, aunque los personajes de la comunidad son un poco estereotipados. En la vida real, la gente corriente también es original.

De “Para ver al hombre invisible” ya he hablado recientemente. Buen relato. No sabía que se inspiró en una frase suelta de Borges.

“El sexto palacio” es una historia muy pulp sobre buscadores de tesoros. Es simpática, pero no entiendo que pinta en esta antología.

También hable hace poco de “Moscas” y de “La estación de Hawksbill”. Como me olía, la versión en novela de este último cuento se obtuvo engordándolo con la inserción de los flashbacks del protagonista. Curiosamente, esos flashbacks son lo que más me gustó de la novela. El relato en sí, no es malo, pero me parece falso y exagerado. Curiosamente es una de sus obras más populares.

“Pasajeros” es un relato de un mal rollo insoportable, sobre la imposibilidad de mantener una relación en un mundo en el que los seres humanos son frecuentemente poseídos por unos entes desconocidos, que lo mismo podrían ser alienígenas incorpóreos que demonios del infierno. Desolador y precisamente por eso es tan bueno.

“Alas nocturnas” primera parte de una trilogía de novelas cortas que posteriormente se publicó como novela y que leí hace bastantes años. Tiene un encanto innegable, fruto de su gran labor de construcción de escenarios. Silverberg recrea en esta pieza breve un mundo que habría dado, no para una novela, sino para una heptalogía de novelas. Esa Tierra que parece una especie de nación del tercer mundo de la galaxia, regida por varias hermandades, una de las cuales, los vigilantes, escrutan continuamente los cielos para dar la alarma de una profetizada invasión extraterrestre. Y uno de estos vigilantes, ya anciano, que ha malgastado su vida en esta vigilia constante, junto con sus compañeros, llega en su peregrinación a una Roma muy parecida y, a la vez, muy diferente de la actual.

La única pega que le veo, es que, desvinculada de sus continuaciones, queda coja, parece un fragmento de una historia mayor, en vez de un relato autocontenido, que fue la intención del autor. Una vez más, mi opinión no es mayoritaria.

“Danza al sol” complicado decir de que va este relato. Podría ser de los remordimientos de un nativo americano que está participando en el exterminio de una especie natural de otro planeta, todo tremendamente similar a lo que le ocurrió a su propio pueblo. O no. Puede interpretarse de varias maneras. Personalmente yo me decanto por la que depara un peor destino al protagonista, porque es una tradición de la literatura corta. Creo que no es tan bueno como Silverberg cree que es, pero es muy bueno.

Buenas noticias del vaticano. Un grupo de turistas en Roma (otra vez) son testigos de la elección de un robot como nuevo cabeza de la iglesia católica. No hay más, es uno de esos casos en los que el relato es perfectamente sustituible por la sinopsis. Si Silverberg pretendía ser divertido, en este caso fracasó rotundamente.

El libro no está mal, es bastante mejor que “Juegos de Capricornio”, pero tampoco deslumbra. Si esto es lo mejor de Silverberg, puede que el relato no sea su terreno. Y las introducciones que escribía Asimov a sus propios relatos eran mucho más divertidas.

 

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