“La brigada de la luz” de Kameron Hurley



Después de leer esta novela, desearía ser capaz de escribir una reseña que fuera tan buena como bueno es este libro. Por desgracia, estoy seguro de que no será así.

El argumento: En la primera página, un insurgente con la dentadura en un estado deplorable es detenido. Los interrogatorios a los que es sometido ese insurgente salpicarán el resto de la novela, en la que un soldado, de nombre Dietz, del que desconocemos su raza y género, narra en primera persona su entrenamiento y las misiones en las que participa.

Si hay una palabra que pueda describir este libro, sobre todo la parte que se refiere al entrenamiento es “visceral”. Jamás he visto una novela de ciencia ficción tan visceralmente anit-militarista, que describa de un modo tan crudo y sincero el proceso de convertir a casi adolescentes en máquinas de matar, sin justificaciones morales ni autoengaños. Desde el primer minuto, Kameron Hurley dispara certeramente al corazón del lector complaciente, llevándolo por senderos que preferiría no visitar.

En el futuro de la novela, la Tierra está, aparentemente, en guerra con Marte. Los soldados son “teletransportados” a los campos de batalla, convertidos en “luz”. Cada vez que Dietz da uno de estos saltos, además de en el espacio, salta en el tiempo, a otro de los saltos en los que ha participado, adelante y atrás dentro de su línea temporal. La novela se convierte en una historia de viajes por el tiempo en la que el protagonista vive su vida de forma no lineal, presenciando, por ejemplo, la muerte de sus amigos del alma, antes de conocerlos.

A través de sus idas y venidas por el tiempo, Dietz va evolucionando y adquiere consciencia de las mentiras que han condicionado su vida, los intereses ocultos tras la guerra, las atrocidades cometidas por su propio bando, pero sobre todo, la mentira de que cualquiera puede alcanzar la prosperidad a base de trabajo duro y la intrínseca injusticia de un mundo que culpa de su miseria a los propios desheredados que crea, sostenido por la colaboración de todos los que están demasiado asustados de perder sus pequeños privilegios. Todos nosotros.

Porque aunque nuestro mundo todavía no está, en apariencia, regido por las multicorporaciones y aún no haya empezado la guerra por los recursos que deje el caos climático, el mundo de Dietz no es más que un presente exacerbado. Más parecido a los Estados Unidos que a Europa, es cierto, pero tampoco tan diferente.

La lectura de “La brigada de la luz” puede resultar perturbadora para el lector que todavía tenga un poco de fe en el futuro y el funcionamiento de la instituciones. Kameron Hurley lo obligará a centrar su visión en las mentiras que aceptamos todos los días y en lo precario de nuestra comodidad.

Lo hace además, con muy poca retórica, con un estilo sencillo y directo al grano. No se demora en descripciones del armamento y los escenarios son descritos justo lo necesario. Las escenas de combates son vibrantes, horrendas y confusas. El gigantesco puzzle espacio-temporal alrededor del que gira la trama funciona con una perfección pasmosa.

Sin embargo, aunque pequeñas hay algunas debilidades que no sería honesto si no expusiera. A veces, pocas pero las hay, los personajes secundarios no están lo suficientemente perfilados, de modo que el lector puede despistarse y no saber de cuales se trata, cuando Dietz los llama por su nombre.

Hablar de esto es casi imposible, sin desvelar sorpresas, por otro lado bastante obvias, pero hay un personaje que en determinados momentos de la trama se expresa con un lenguaje mucho más retorcido y rebuscado que el que suele emplear en otros. Cierto que, entre los dos momentos han pasado años en los que ha adquirido mucha cultura, pero luego vuelve a hablar como ha hecho siempre.

Aunque, como ya dije, el engranaje espacio-temporal funciona casi con precisión de relojero, creo que justo al final se toma algunas licencias con las propias reglas que Kameron Hurley ha seguido hasta ese momento, aunque puede que no lo haya entendido bien.

La fijación con los módulos de tortura me parece morbosa y poco creíble. ¿Realmente a un ejército sensato le interesa traumatizar y crear taras mentales sistemáticamente a sus soldados? La explicación de que se trata de prepararlos para interrogatorios en caso de caer prisioneros no me convence. Es una herramienta que la autora necesita para llegar al final del libro. Y ese final, aunque emotivo, conmovedor y apropiado, no es realista, ni aún dentro de un relato fantástico. Kameron Hurley quiere incitar al lector a que tome el control de su vida, pero parece asumir que es algo que puede hacerse, simplemente deseándolo, por pura fuerza de voluntad. Usa la fuerza, Luke. Creo que Matrix ha hecho mucho daño en las mentes influenciables. O simplemente sea basura new-age.

Todas estas cuestiones son detalles menores. Si tuviera que puntuar “La brigada de la luz” con un número, como los exámenes del instituto, no le daría un 10, sólo le daría un 9. Aunque se merezca el 10 por el esfuerzo y las intenciones.

Comentarios

  1. No me convenció Las Estrellas Son Legión, quizás por el exceso de entusiasmo en las redes, y de esta había leído que era una especie de mezcla actualizada entre Tropas Del Espacio y La Guerra Interminable. Pero por los aspectos que comentas no da pereza animarse con ella

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    1. Hola, Alberto, cuanto tiempo. Ya te echaba de menos. Yo no leí "Las estrellas Son Legión" porque las entusiasmadas reseñas que encontré no hablaban más que de lo fabuloso que era el "worldbuilding" pero eran muy comedidas con respecto al argumento y yo, ahora mismo, busco que me cuenten una historia, no que me maravillen con el escenario. Ahora lo lamento. Las evidencias de las obras que mencionas son evidentes, pero ésta es más una novela de viajes por el tiempo.

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