Los Muertos vivientes: Aquí permanecemos



Si hace un par de años alguien me hubiese preguntado hace un par de años mi opinión de este comic, le habría contestado que posiblemente fuera el mejor comic que se publicaba actualmente.

La historia empieza al estilo "28 días después"/"El día de los trífidos", un sheriff de pueblo herido en un tiroteo despierta en un hospital, en algún momento indeterminado después de que los muerto se hayan levantado de sus tumbas y devastado la civilización. Poco después se une a un grupo de supervivientes y a partir de ahí, la lucha de cada día por seguir vivo.

Le habría resaltado que lo que hace grande a este comic no son los sustos, el canibalismo, las carreras para huir de los zombies y los despieces de estos, sino los personajes. Esta es una serie sobre un grupo de personas que han visto como el mundo que conocían era destruido, todos sus seres queridos han muerto y tienen que seguir adelante. En ningún comic mainstream se habla tanto como en este. La mayor parte de las escenas son conversaciones, en las que se revela el estado mental de los cada vez mas vapuleados protagonistas, a los que les aflige putada tras putada, cada una superior a la anterior. Mucha gente dice que lo alucinante de "Canción de hielo y fuego" es que absolutamente cualquier personaje puede palmarla en cuanto menos te lo esperes. En "Los muetos vivientes" la pregunta no es "quien", sino "cuando". Menos Rick, todos los personajes van cayendo antes o después (y por coherencia interna Robert Kirkman, su guionista, ha dicho que Rick morirá antes de acabar la serie). Y aunque parezca mentira, hasta a eso se van acostumbrando poco a poco. Por supuesto nuevos personajes van apareciendo, y tan bien van cayendo, por lo general cuando empezaban a caerte bien. Como dijo la jovencita liada con un sexagenario: "¿Nuestra esperanza de vida que es, 6 meses?".

Pero eso fue entonces y ahora es ahora. Robert Kirkman también dijo que lo que le molestaba de las pelis de zombies es que nunca terminaban, que te cortaban la historia, cuando algunos de los protagonistas sobrevivian a una situación peliaguda y ya está, no te decían que iba a ser de ellos a partir de ese momento. Ese se ha convertido en el lastre de la serie.

Pensarlo un poco, hay una clara falta de objetivos en esa premisa. Los personajes siguen intentando seguir vivos, claro, pero llegó un momento en que la serie carecía de dirección. Y entonces el tono pareció cambiar, la serie se trivializó durante unos números en los que se escoró hacia la acción pura y dura, y la búsqueda de la burrada mas gorda, algo que no me parece mal en las desvarradas de Garth Ennis, pero que aquí me resultaba una infantilización de la premisa inicial.

En este tomo las cosas parecen enderezarse. Se vuelve al tono inicial y al final del mismo, !sorpresa!, los protagonistas se forjan un objetivo, que les tendrá ocupados mucho tiempo. Veremos como evoluciona la cosa.

Charlie Adlard, el dibujante de toda la serie menos los primeros 5 o 6 números, se muestra como un trabajador incansable. Su estilo recuerda mucho a Sean Phillips, y hace un gran uso de las sombras para dar ambiente. A costa de grandes esfuerzos, consigue dar un aspecto distinto a cada personaje que ha aparecido por la colección, aunque intuyo que se está empezando a quedar sin rasgos faciales o de vestuario para diferenciarlos. Tiene predilección por los ojos enormes, pero eso es bastante mas normal de lo que parece. Resuelve bien las escenas de acción y las que solo consisten en conversaciones, que no es moco de pavo, aunque abusa un poco del recurso de convertir todas las escenas importantes, aunque carezcan de la mas mínima espectacularidad, en splash pages o paginas enteras de una viñeta. Pero no se si eso es responsabilidad suya o de Kirkman. Se ha vuelto imprescindible en esta colección, pero por algún motivo, no termina de enamorarme.

Fue un gran comic, pero ya comienza a cansarme. Veremos si el interés se revitaliza con esta cambio de rumbo del argumento. Porque estoy enganchado y no creo que nunca pueda dejarlo. Ojala lo hubiera hecho en aquel ya mítico: "Nosotros somos los muertos vivientes".

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