“Antes de que los cuelguen” de Joe Abercrombie


Segunda entrega de la trilogía “La primera ley”. Tras la extensísima presentación de “La voz de las espadas”, la trama empieza a coger velocidad en esta novela. Gokta vuelve al sur, a defender una ciudad sitiada, el coronel West y los antiguos camaradas de Logen combaten en el norte contra Bethod, mientras que el propio Logen, Jezal, Ferro y Bayaz emprenden la clásica “búsqueda” que toda saga de fantasía épica debe tener.
Tanto esta “búsqueda” como la parte bélica están observadas bajo el prisma naturalista y desmitificador de Joe Abercrombie. Hay batallas épicas y muy emocionantes, pero el autor concede tanta importancia a la descripción de las consecuencias de la matanza que al combate en sí. El libro es pródigo es descripciones de hospitales de campaña, paisajes sembrados de cadáveres y de las duras condiciones de vida que tienen que soportar los soldados rasos.

Lo mismo ocurre en la expedición de Bayaz, el primero de los magos. Sus integrantes luchan contra bandidos y semi humanos, pero, sobre todo, luchan contra la intemperie: la lluvia, el frio, el cansancio y las heridas. Joe Abercrombie da tantos detalles sobre el desgaste físico que suponen estas vivencias que parece que las haya vivido en carne viva.

Para aligerar la carga de tanta violencia, horror y sufrimiento, abundan los momentos de humor. Un humor que suele surgir en los coloridos diálogos, basado en los personajes, frecuentemente, en lo burros que son. Toda la trama está enfocada a los personajes, el gran atractivo de la serie. Frente a la sosería que solía caracterizar la fantasía heroica en mi juventud, los protagonistas de “La primera ley” son terriblemente carismáticos y, aunque a menudo letales, nada heroicos. Ya lo dije en la reseña del primer volumen, casi imposible no cogerles cariño, aunque alguno sea un inútil y algún otro un psicópata.

Me ha resultado una lectura muy grata, aunque en ningún modo quiero decir que sea perfecta. El superior Gokta es un pedazo de personaje, pero su parte del libro sigue teniendo que ver muy poco con las demás, aunque todo se andará. El ritmo es en ocasiones demasiado pausado y la planificación en escenas multiplica de modo exponencial el número de páginas.

Intentaré explicar a lo que me refiero. El modo en que Abercrombie construye sus historias, obliga a que todo tenga que ir en una escena. Si se quiere dar información sobre el pasado, alguien tendrá que contársela a alguno de los personajes principales, así que tiene que ingeniárselas para crear una situación en la que se encuentre con alguien que le de una conferencia y crear las circunstancias para ello. Si hay que dar mucha información, hay que repetir el truco varias veces. Del mismo modo, si dos personajes empiezan a congeniar, tiene que crear al menos tres escenas en las que se vayan acercando progresivamente, o sea, al menos dos o tres capítulos.

El libro no es aburrido, faltaría más, pero me habría gustado un poco más de elipsis. No es que sobren la mitad de las páginas, pero una pequeña poda le habría sentado bien. Así y todo, me lo he leído en dos semanas, lo que demuestra la habilidad narrativa de su autor y lo bien que vienen los periodos veraniegos de jornada continua para la lectura. Aún así, me asusta el grosor de la tercera entrega y del resto de los libros de Abercrombie, a los que empiezo a echar un ojo.

En fin, habrá que coger fuerzas para la tercera entrega. La avalancha ha comenzado. La presencia de la magia y lo sobrenatural es cada vez mayor. En el universo de “La primera ley” nadie sale indemne de una batalla y ningún personaje está a salvo de la muerte. Sospecho que al menos dos de mis personajes favoritos fallecerán antes de que termine la serie..

 

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