“St. Ives. Las aventuras de un preso francés en Inglaterra” de Robert Louis Stevenson
Última de las novelas de Stevenson, al parecer dictada durante su enfermedad, fue terminada por sir Arthur Quiller-Couch. Narra la fuga y aventuras de un soldado francés (y vizconde) prisionero en Gran Bretaña.
Antes que nada, hay que descubrirse ante el esfuerzo que debió suponer realizar esta novela. Tenemos a un Robert Louis Stevenson enfermo de tuberculosis, en fase terminal, dictando esta novela a su hijastra, Mrs. Strong. En esas condiciones, debía de ser un esfuerzo hercúleo componer una historia, con sus giros inesperados y sus vueltas de tuerca, pero es que, además de eso, Stevenson consiguió volcarla en frases de complicada sintaxis, que no desmerecen su carrera literaria. Luego, la pobre Mrs. Strong tenía que apuntarlas. ¿Sabría taquigrafía? Con este método se escribieron 345 páginas de la presente edición. Debió acabar con el brazo destrozado.
Finalmente, Quiller-Couch hubo de terminarla basándose en las notas de Stevenson. ¿Cómo de detalladas serían sus notas? O lo fueron mucho, o Quiller-Couch era un gran contador de historias, porque lleva a buen puerto el relato de un modo que parece imposible que no fuera el concebido por el autor original. Las piezas encajan con gran corrección y los personajes secundarios, que ya habían sido presentados, cumplen con su papel en la trama de un modo que, a posteriori, se antoja el único posible.
Quizá el capítulo XXXIV “El capitán Colenso”, resulte un poco superfluo, pero es la única pega que le pondría al trabajo de Quiller-Couch.
En cuanto a la novela, en sí, es evidente que, por desgracia, se trata de un producto, a pesar de todo, inacabado. Le habría hecho falta un pulido. Por ejemplo, el protagonista está siempre dándole vueltas a las mismas cosas y repite más de una vez los mismos puntos de vista (por ejemplo, repite varias veces lo importante que es el vestuario para él) De haber vivido más, seguramente Stevenson habría revisado la novela eliminando redundancias y aligerando el estilo en algunos pasajes que resultan farragosos (¿No dice esto exactamente el prólogo José Luis Moreno-Ruiz? ¿Le estoy copiando consciente o inconscientemente? Puestos a copiar, hagámoslo por completo y añadamos lo obvio y publicitado, lo mucho que “St. Ives”revela sobre el propio Stevenson: la peculiaridad de un escritor británico de la época que era decididamente anti monárquico y que guarda sus simpatías para el bando napoleónico, al que consideraba vector de transmisión de los ideales de la ilustración.)
El producto final del esfuerzo de Stevenson\Strong\Quiller-Couch no es perfecto, aunque para los amantes de Stevenson resultará apasionante y, los que simplemente amen la literatura, encontrarán bastantes pasajes que dan fe de la maestría de su autor. La recreación de ambientes es excelente: no en vano, la mayor parte de la novela transcurre en Escocia, tierra natal de Stevenson. Excelentes son, también, los personajes secundarios, aunque los principales resulten más esquemáticos.
El protagonista, me resulta, a la vez, irritante y entrañable. Hoy en día diríamos que es un “snob”. Tiene clara la superioridad de su clase y está obsesionado con mantener la apariencia de un caballero y comportarse como tal. Por otro lado, a pesar de ser el narrador, su relato insinúa cierto distanciamiento irónico a sus propios actos, que lo hacen más simpático. Además, St. Ives también es generoso, irreflexivo y dado cometer “románticas” imprudencias. Y elocuente. Su mejor arma es la palabra y es hablando como sale de la mayor parte de los líos en los que se mete, manteniendo la compostura en todo tipo de situaciones peligrosas e incómodas, cual si de un proto Cary Grant se tratara. Y se mete en muchos líos, así que el entretenimiento está asegurado.
Una obra menor de Stevenson, pero se trata de Robert Louis Stevenson, lo que significa que está muy por encima de la mayoría de las novelas que se publican actualmente. Un momento ¿no he dicho eso ya en otras ocasiones? Empiezo a repetirme. Habrá que poner ejemplos. Me ha parecido mejor novela que “Las aventuras de un cadáver”, “El dinamitero” o “Los traficantes de naufragios” y peor que “La resaca”, que, aunque menos conocida, me parece una de sus grandes obras. Todas ellas tienen reseña en este blog. En cualquier caso, me ha parecido una novela deliciosa.
Estamos hablando de una novela de aventuras de Robert Louis Stevenson. ¿Quién puede resistirse a eso?
Antes que nada, hay que descubrirse ante el esfuerzo que debió suponer realizar esta novela. Tenemos a un Robert Louis Stevenson enfermo de tuberculosis, en fase terminal, dictando esta novela a su hijastra, Mrs. Strong. En esas condiciones, debía de ser un esfuerzo hercúleo componer una historia, con sus giros inesperados y sus vueltas de tuerca, pero es que, además de eso, Stevenson consiguió volcarla en frases de complicada sintaxis, que no desmerecen su carrera literaria. Luego, la pobre Mrs. Strong tenía que apuntarlas. ¿Sabría taquigrafía? Con este método se escribieron 345 páginas de la presente edición. Debió acabar con el brazo destrozado.
Finalmente, Quiller-Couch hubo de terminarla basándose en las notas de Stevenson. ¿Cómo de detalladas serían sus notas? O lo fueron mucho, o Quiller-Couch era un gran contador de historias, porque lleva a buen puerto el relato de un modo que parece imposible que no fuera el concebido por el autor original. Las piezas encajan con gran corrección y los personajes secundarios, que ya habían sido presentados, cumplen con su papel en la trama de un modo que, a posteriori, se antoja el único posible.
Quizá el capítulo XXXIV “El capitán Colenso”, resulte un poco superfluo, pero es la única pega que le pondría al trabajo de Quiller-Couch.
En cuanto a la novela, en sí, es evidente que, por desgracia, se trata de un producto, a pesar de todo, inacabado. Le habría hecho falta un pulido. Por ejemplo, el protagonista está siempre dándole vueltas a las mismas cosas y repite más de una vez los mismos puntos de vista (por ejemplo, repite varias veces lo importante que es el vestuario para él) De haber vivido más, seguramente Stevenson habría revisado la novela eliminando redundancias y aligerando el estilo en algunos pasajes que resultan farragosos (¿No dice esto exactamente el prólogo José Luis Moreno-Ruiz? ¿Le estoy copiando consciente o inconscientemente? Puestos a copiar, hagámoslo por completo y añadamos lo obvio y publicitado, lo mucho que “St. Ives”revela sobre el propio Stevenson: la peculiaridad de un escritor británico de la época que era decididamente anti monárquico y que guarda sus simpatías para el bando napoleónico, al que consideraba vector de transmisión de los ideales de la ilustración.)
El producto final del esfuerzo de Stevenson\Strong\Quiller-Couch no es perfecto, aunque para los amantes de Stevenson resultará apasionante y, los que simplemente amen la literatura, encontrarán bastantes pasajes que dan fe de la maestría de su autor. La recreación de ambientes es excelente: no en vano, la mayor parte de la novela transcurre en Escocia, tierra natal de Stevenson. Excelentes son, también, los personajes secundarios, aunque los principales resulten más esquemáticos.
El protagonista, me resulta, a la vez, irritante y entrañable. Hoy en día diríamos que es un “snob”. Tiene clara la superioridad de su clase y está obsesionado con mantener la apariencia de un caballero y comportarse como tal. Por otro lado, a pesar de ser el narrador, su relato insinúa cierto distanciamiento irónico a sus propios actos, que lo hacen más simpático. Además, St. Ives también es generoso, irreflexivo y dado cometer “románticas” imprudencias. Y elocuente. Su mejor arma es la palabra y es hablando como sale de la mayor parte de los líos en los que se mete, manteniendo la compostura en todo tipo de situaciones peligrosas e incómodas, cual si de un proto Cary Grant se tratara. Y se mete en muchos líos, así que el entretenimiento está asegurado.
Una obra menor de Stevenson, pero se trata de Robert Louis Stevenson, lo que significa que está muy por encima de la mayoría de las novelas que se publican actualmente. Un momento ¿no he dicho eso ya en otras ocasiones? Empiezo a repetirme. Habrá que poner ejemplos. Me ha parecido mejor novela que “Las aventuras de un cadáver”, “El dinamitero” o “Los traficantes de naufragios” y peor que “La resaca”, que, aunque menos conocida, me parece una de sus grandes obras. Todas ellas tienen reseña en este blog. En cualquier caso, me ha parecido una novela deliciosa.
Estamos hablando de una novela de aventuras de Robert Louis Stevenson. ¿Quién puede resistirse a eso?
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